Jean Paul N’Djoli dejó Francia para firmar con el Rayo Vallecano, pero no tiene contrato, ni dinero y duerme en un colchón en el suelo.
Jean Paul N’Djoli, un futbolista de 20 años, acudió a los estudios de El Larguero de la SER a contar la pesadilla que está padeciendo por culpa del Rayo Vallecano. N’Djoli jugaba en Francia hasta que el Rayo Vallecano fue a ficharle y le ofreció un contrato el pasado 19 de julio que el futbolista firmó tres días después.
El club madrileño le dijo que en unos días tendría el contrato de vuelta firmado también por ellos y que entretanto comenzara la pretemporada. Por ello, Jean Paul viajó a Vallecas para jugar en España. Realizó toda la pretemporada con el Rayo Vallecano B e incluso marcó sus primeros goles. Todo iba bien hasta que se torció.
El contrato
El contrato tardaba y tardaba en llegar. El 17 de agosto, el club madrileño se reunió con él para ofrecerle un nuevo contrato totalmente diferente al que un mes antes le habían ofrecido y el futbolista había firmado. «Cuando me dijeron que tenía que firmar otro contrato me dijeron que era un pequeño detalle solo, pero todo era diferente al primer contrato», denuncia el futbolista.
El nuevo contrato contemplaba «la mitad del dinero», el doble de la cláusula de rescisión acordada -pasó de 10 a 20 millones- y una opción para el club de prolongar dos años más su contrato.
«No sé por qué me cambian todo del primer al segundo contrato, no entiendo nada de este contrato. Me pagan la mitad, cambian muchas cosas y cláusulas…», denuncia el futbolista
Como no podía ser de otra manera, Jean Paul se negó a firmar este nuevo contrato. La pasada semana José David Palacio contó su caso en la SER, tras lo cual el Rayo le ha impedido entrenar. Algo que no había hecho durante los anteriores 60 días, los cuales el futbolista entrenó sin contrato, sin seguro médico, sin seguridad social y sin cobrar ni un solo euro.
Siete futbolistas, cuatro habitaciones y un baño
Vive en un piso del club de cuatro habitaciones, en el que solo hay dos camas, con seis compañeros más. «En dos de las habitaciones no hay ni cama, solo hay un colchón», explica, por lo que tiene que dormir en el suelo.
«En el apartamento somos siete para cuatro habitaciones, hay dos baños, pero solo funciona uno», señala. «Pagamos nuestra propia comida con el dinero que nos dan nuestras familias», asegura el futbolista.
Denuncia también que ha recibido presiones por parte del Rayo Vallecano para que abandone el piso si no firma su nuevo contrato y que ya no le dejan entrenar por denunciar la situación.
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