Elon Musk, el héroe de las nuevas tecnologías que quiere salvar el mundo, también tiene una cara oculta más parecida a un antihéroe.
Menores de edad extrayendo cobalto en África, semanas laborales de 80 horas, racismo en la fábrica de Tesla… No es oro todo lo que reluce.
En los últimos años Musk, el creador de la marca de coches eléctricos TESLA, ha sido el gran abanderado de la lucha contra el cambio climático o en tratar de salvar a la humanidad colonizando Marte.

Pero en 2019, varias familias de República del Congo formularon una demanda colectiva contra Tesla y otra mega tecnológicas como Apple por ser cómplices de la muerte de sus hijos en las minas de cobalto. La demanda fue desestimada al ser imposible establecer una línea directa de responsabilidad de las empresas con la multitud de intermediarios que existen.
Lo cierto es que el cobalto es un mineral imprescindible para la construcción de las baterías eléctricas de los coches Tesla. Según una investigación de Amnistía Internacional, más de la mitad del cobalto extraído en el mundo proviene de República Democrática del Congo, que lleva decenios sufriendo guerras y corrupción, donde cientos de hombres, mujeres y niños extraen la materia prima de las minas con sus propias manos. Y por supuesto, sin la protección adecuada.
Por otro lado, Musk también ha suscitado polémicas por sus persecuciones a los trabajadores de su empresa Tesla que intentaban crear un sindicato, provocando numerosos despidos en ese sentido.
Cabe preguntarse, señor Musk, ¿el fin justifica los medios? Porque claramente Tesla puede contribuir enormemente a la lucha contra el cambio climático y ser clave para dejar los combustibles fósiles atrás como demanda el futuro del planeta. Pero ¿qué precio tenemos que pagar para que Tesla siga existiendo?
Porque Musk quiere luchar contra la contaminación, al mismo tiempo que voló en su jet privado casi 250.000 kilómetros solo en 2018. Como dar la vuelta al planeta por el ecuador unas seis veces, y no solo para viajes laborales. Según el Washington Post a veces solo para ir de una punta a otra de Los Ángeles para ahorrar tiempo.
Hoy en día Musk posee una fortuna personal de más 200.000 millones de dólares según la revista Forbes. Pero, aun así, prefiere que sus empleados no se sindiquen para luchar por sus derechos.
Aun así, no fue capaz de que se investigara la segregación racial que se impuso en su fábrica de California, por la que Tesla tuvo que pagar una multa de 137 millones de dólares.
Claramente el futuro del planeta pasa por apostar a las energías verdes y desterrar de una vez por todas a la industria contaminante. Pero el precio a pagar no puede ser tan alto.
Related posts
SÍGUENOS
Las horas más bajas de Ursula
Dos bloques opuestos han coincidido en algo: pedir la cabeza de Ursula von der Leyen. Y no es una pataleta: tienen 72 firmas, el mínimo legal para forzar el debate.
Vox y la violencia que nunca quiere ver
El alcalde de Villacastín, detenido por agredir a su mujer en plena romería Otra vez Vox. Otra vez la violencia que su discurso niega mientras se enquista en sus filas. Julio César Sánchez, alcalde del partido ultra en Villacastín (Segovia), fue detenido por la Guardia…
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Vídeo | Marina Lobo: Madrid paró La Vuelta y tumbó el blanqueo de Israel
Marina Lobo lo dijo sin rodeos: lo que pasó ayer en Madrid fue histórico. Mientras el mundo miraba para otro lado, la última etapa de La Vuelta a España se detuvo en seco por las protestas masivas contra el genocidio en Gaza. Una marea ciudadana…
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.