12 Jun 2025

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«No se debe tener piedad con los niños de Gaza, así lo quiso dios.» La religión como eterna excusa para asesinar inocentes
DESTACADA, INTERNACIONAL

«No se debe tener piedad con los niños de Gaza, así lo quiso dios.» La religión como eterna excusa para asesinar inocentes 

El extremismo sionista campa a sus anchas en academias militares, púlpitos y redes israelíes mientras Occidente calla. Y callar es complicidad.

DEL MANDATO DIVINO A LA LLAMADA AL GENOCIDIO

“No se debe tener piedad con los niños de Gaza, hay medidas (matar niños) que no queda otra que usarlas, así lo quiso dios. Si el creador nos bendice diciendo que hay que borrar la semilla de Amalek, hay que aniquilar desde el bebé al niño. Es una guerra total.”
Estas palabras repugnantes no las pronunció un iluminado solitario ni un loco sin púlpito. Las pronunció Meir Eliyahu, rabino sionista de gran proyección mediática en Israel, asesor ideológico de sectores ultrarreligiosos y cercano al partido Otzma Yehudit. No es marginal: su discurso circula en programas de televisión, en academias religiosas, en yeshivas castrenses y en las redes de los rabinos que asesoran al Tzahal, el Ejército israelí. Y no es nuevo.

El pretexto es de manual: el mandato bíblico de exterminar a Amalek. Una doctrina reinterpretada que, en boca de Eliyahu y de otros como él, justifica el asesinato masivo de la población palestina. El rabino lo dijo sin pestañear: no hay civiles en Gaza. Todo ser vivo, incluso los animales, debe ser aniquilado en una guerra total.

¿Por qué no lo verás en los telediarios europeos? Porque cuestionaría el relato oficial: Israel como la única democracia en Oriente Medio. Porque obligaría a los gobiernos occidentales a dar explicaciones de su apoyo militar, diplomático y económico a un régimen que permite, promueve y blanquea ideologías genocidas.

Mientras tanto, cada día nos machacan con el «peligro del islam radical», con noticias que abren telediarios, inflan portadas y justifican leyes represivas. Pero nadie abre con los rabinos que piden matar bebés palestinos. Nadie cuenta que decenas de ellos tienen poder en las academias militares israelíes, donde educan a las y los soldados que manejan no solo rifles, sino cazas F-35, artillería de precisión y cabezas nucleares.

ADOCTRINAMIENTO MILITAR Y DOBLE MORAL INTERNACIONAL

No es anecdótico. No es un loco suelto. Desde hace décadas, el aparato ideológico de sectores ultrarreligiosos sionistas infiltra las Fuerzas Armadas israelíes. La asociación Breaking the Silence, integrada por ex soldados israelíes, ha documentado cómo oficiales y rabinos militares imparten sesiones en las que se les dice que los palestinos son «Amalek», que «todo es lícito» y que deben actuar sin piedad.

Shmuel Eliyahu, rabino jefe de Safed, también reclamó «bombardear Gaza sin compasión, hasta que no quede nada», y es asesor de alto nivel del Ministerio de Defensa. Y así decenas de figuras. Figuras que predican un exterminio que sería inadmisible en cualquier Estado de derecho, pero que se tolera si el verdugo es aliado de Washington y Bruselas.

El caso de Meir Eliyahu fue incluso investigado brevemente por la policía israelí, pero la Fiscalía archivó el expediente alegando que su discurso estaba amparado por la libertad religiosa. ¿Imaginas qué pasaría si un imam pronunciara las mismas palabras sobre los niños israelíes? Tendríamos portadas, sanciones, cumbres diplomáticas y un torrente de indignación global. Pero si el que pide borrar a los bebés de Gaza es un rabino televisado, la maquinaria propagandística occidental se limita a silbar mirando al cielo.

El resultado es devastador. Cada vez que un piloto lanza bombas sobre Rafah, cada vez que un tanque arrasa un barrio de Gaza, la sombra de estos discursos planea sobre la operación. El marco mental que deshumaniza a toda una población civil se construye desde hace años en sinagogas, escuelas religiosas, redes sociales y academias militares. Y esa intoxicación ideológica se traduce en órdenes de combate, en tiros a bocajarro, en el hambre y el sufrimiento de un pueblo entero.

Pregúntate por qué te cuentan a todas horas el extremismo del islam… pero jamás te enseñan el extremismo del sionismo. Pregúntate por qué los rabinos supremacistas que adoctrinan a quienes manejan armas nucleares no aparecen en tu telediario. Pregúntate por qué se tolera que un Estado que presume de «defender los valores occidentales» ampare y promueva una ideología que clama abiertamente por el exterminio.

No hay excusa religiosa, ni histórica, ni política para justificar el asesinato de niños. Jamás.
Si permitimos que esas palabras queden impunes, que esas doctrinas aniden en los cuarteles y que el mundo las ignore, no solo estamos mirando hacia otro lado: estamos participando, por omisión, en un crimen.

Porque la religión ha servido demasiadas veces para justificar lo injustificable. Y en Gaza, a día de hoy, ese mecanismo se repite con la complicidad vergonzante de todo Occidente.

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