«La República Islámica es el principal promotor de la violencia en la sociedad iraní de hoy”, denuncian defensores de derechos humanos.
Maryam Karimi ha sido ejecutada el pasado 13 de marzo en la prisión de Rasht tras haber pasado 13 años en una celda, según informa el diario británico The Sun. La hija de Maryam, que tenía 6 años cuando su madre mató a su padre, participó en la ejecución en la horca después de, según informes, negarse a perdonarla, según la cadena local Iran International TV.
Karimi fue condenada bajo la ley “Qisās”, un término en árabe que significa «igual respuesta,» y responde al principio de ojo por ojo, o ley del talión, inicialmente establecido por Hammurabi. En caso de asesinato, implica el derecho de los parientes de la víctima a reclamar la ejecución del asesino.
El Corán también le permite a las partes ofendidas no reclamar el derecho de qisās como un acto de caridad o como purificación de los pecados, hecho que no ocurrió en el caso de Karimi. En la actualidad el qisās es observado en aquellos estados que siguen la Shari’a, incluidos Arabia Saudita, Irán y Pakistán.

Una hija, verdugo de su propia madre
Una fuente explicó a Iran Human Rights, según «The Sun» que la hija de Maryam tenía seis años cuando ocurrió el asesinato y ha estado al cuidado de la familia de su padre. Durante los últimos 13 años, le habían dicho que sus padres estaban muertos, pero le dijeron la verdad unas semanas antes de la ejecución para prepararla psicológicamente.
Mahmud Amiry-Moghaddam, director del grupo de Derechos Humanos de Irán, explicó que las leyes de la República Islámica “convierten a una chica cuyo padre fue asesinado cuando era una niña en la verdugo de su propia madre. La República Islámica es el principal promotor de la violencia en la sociedad iraní de hoy”.
Tras la ejecución, las autoridades llevaron al padre de Maryam, Ebrahim, para que su progenitor viera también colgar su cadáver.
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