El régimen de terror talibán regula la forma de vestir de las mujeres, su comportamiento en público, la libertad de tránsito y sus responsabilidades con la sociedad. Regresa el burka a Afganistán.
En cuanto los estadounidenses anunciaron la retirada definitiva de sus tropas, alegando que su misión allí había sido un éxito porque habían acabado con el liderazgo de Al Qaida, los talibán se lanzaron a reconquistar el país sin encontrar resistencia en el ejército afgano.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, huyó del país rumbo a Tayikistán apenas horas después de que los talibán se plantasen en las puertas de Kabul y anunciasen en un comunicado, un alto a sus operaciones hasta “la conclusión de un acuerdo de transición”.
En el comunicado talibán, que culmina dos semanas de ofensiva sin resistencia, los radicales indicaron inicialmente que “dado que la capital está densamente poblada, los muyaidín del Emirato Islámico no tienen intención de entrar en la ciudad por la fuerza o con guerra, sino hacerlo pacíficamente a través de una negociación en curso, para asegurarse de que un proceso transitorio se completa de forma segura, sin comprometer vidas, propiedad o el honor de nadie, y sin poner en riesgo las vidas de los kabulíes”.
Los talibán han accedido al palacio presidencial con la intención de declarar un Emirato Islámico, un Gobierno fundamentalista como el que ya existió durante la segunda mitad de la década de los 90 y que arrastró por los suelos los derechos de los ciudadanos afganos, sobre todo los de las mujeres.
Futuro negro para las mujeres afganas
La combinación entre las tradiciones pastunes y la interpretación radical del Islam por parte de los talibán deriva en una serie de reformas restrictivas de la libertad de acción y decisión de las mujeres. Las reformas regulan principalmente la forma de vestir de las mujeres, su comportamiento en público, la libertad de tránsito y sus responsabilidades con la sociedad.
Estas “normas” delegan a las mujeres la obligación de hacerse cargo de las tareas domésticas, entre las cuales estaba el cuidado y educación de sus hijos. Utilizar diariamente la burqa, una prenda de vestir que envuelve todo el cuerpo, es una de las reformas más conocidas y con mayor impacto mediático hacia el exterior, debido a que implica cubrir por completo el cuerpo de la mujer.
Se prohíbe trabajar a las mujeres, excepto en el sector sanitario, particularmente en los hospitales de Kabul. Tampoco se les permite trabajar fuera del hogar, se controlaban sus desplazamientos y se les prohibe salir sin escolta. Se suspende la educación femenina, se cierran las escuelas mixtas puesto que hombres y mujeres no podrán estudiar juntos.
Se prohíbe que las mujeres convivan con otros hombres que no fueran sus familiares. Las mujeres estaban obligadas a comportarse con “dignidad”, debían caminar con calma y abstenerse de golpear sus zapatos en el suelo, para no generar ruido.
Ninguna mujer afgana tiene el derecho de ser transportada en el mismo coche que los extranjeros con el nuevo régimen .
La fotografía que resume el futuro en Afganistán
En medio de todo el caos imperante tras el asalto blando talibán, una fotografía ha destacado. La ha captado el periodista Lotfullah Najafizada, director de TOLOnews TV, la primera cadena de noticias 24 horas de Afganistán, quien ha fotografiado cómo en una calle de Kabul los escaparates que antes mostraban a mujeres modelos ahora están siendo borrados con pintura blanca. Pintura blanca para un futuro negro
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