19 Abr 2024
INTERNACIONAL

Basura y plástico: la realidad del Everest 

La basura y el plástico que circula por todo el mundo llegó al punto más alto del planeta: el Everest.

Un grupo de científicos encontraron plástico en la cima de la montaña del Everest, a más de 8 mil 400 metros de altitud.

Un equipo científico de la unidad internacional de basura marina de la Universidad de Plymouth descubrió aquello que ahora están reflejando en un amplio estudio sobre la basura plástica en las montañas del mundo.

Imogen Napper, doctora en ciencias marinas e investigadora en la Universidad de Plymouth, ha expuesto para la Revista National Geographic que «aunque a menudo está ligada al océano, la contaminación plástica es omnipresente en nuestro medio ambiente, por eso podemos encontrarla en lugares tan elevados”.

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La expedición recogió ocho muestras de 900 mililitros de agua de un arroyo y 11 muestras de 300 mililitros de nieve de diferentes lugares de la montaña. Entre los lugares explorados está la región conocida como «El Balcón», situada a 8 mil 400 metros sobre el nivel del mar.

Las muestras recogidas en en el Everest demuestran cantidades sustanciales de fibras de poliéster, acrílico, nailon y polipropileno. Estos materiales, añade PlayGround, «se usan en la fabricación de algunas prendas de ropa deportiva. Según las declaraciones que publicaron en National Geographic, los investigadores consideran que la basura podría proceder de artículos de expedicionarios que escalan hasta la cumbre».

«Este estudio y nuestra investigación sólo enfatiza la importancia de diseñar materiales que tengan los beneficios de los plásticos sin el legado duradero y dañino que profieren a nuestros ecosistemas», señaló el especialista.

Quítate el plástico de la cabeza

La lucha por la eliminación de las bolsas de plástico se convierte en una estrategia importante porque tiene un alto contenido en elementos contaminantes y es difícilmente reciclable, pero sobre todo porque es el símbolo emblemático de la cultura de un solo uso. En el mercado, hay cada vez más productos de usar y tirar, especialmente de plástico, y no se fomenta ni se facilita el acceso a los productos que se pueden reutilizar.

Durante los últimos años, las administraciones públicas han promovido leyes, planes y acuerdos voluntarios que pretenden dar solución a la problemática de las bolsas de plástico. Sin embargo, los datos muestran que estas iniciativas llegan tarde y están teniendo un recorrido y un impacto insuficiente.

La Directiva Europea sobre las bolsas obligaba a los Estados miembros a establecer medidas para garantizar un consumo medio anual inferior a 90 bolsas/persona para el 31 de diciembre de 2019, y de menos de 40 bolsas/persona para el 31 de diciembre de 2025; implantar instrumentos como la no distribución gratuita de las bolsas de plástico o la prohibición antes del 31 de diciembre de 2018 para garantizar la consecución de estos objetivos.

El Estado español reaccionó demasiado tarde en aprobar en 2018 el Real Decreto sobre reducción del consumo de bolsas de plástico por lo que en el año 2019 ya no se alcanzaron los objetivos de reducción marcados por la Directiva Europea.

En el Real Decreto se prohibía la distribución gratuita de las bolsas ligeras de un solo uso en el 2018, con excepción de aquellas muy ligeras y de las bolsas de plástico con espesor igual o superior a 50 micras con un porcentaje igual o mayor al 70 % de plástico reciclado. Se fijaba una prohibición progresiva hasta el 2021 cuando se establecerá la prohibición total de la entrega de bolsas de plástico ligeras y muy ligeras al consumidor en los puntos de venta de bienes o productos, excepto si son compostables.

En primer lugar, desde las entidades que conforman la Alianza Residuo Cero, entre ellas Ecologistas en Acción, creen que la prohibición de la distribución gratuita de las bolsas ligeras es una medida insuficiente. Para conseguir que la prevención de residuos se convierta realmente uno de los ejes estratégicos de la sostenibilidad en España, se requiere una visión sistémica del problema y políticas transformadoras. En el caso de la bolsa de plástico, lo demuestran otras experiencias europeas: la prohibición total de la bolsa de plástico de un solo uso como ha ocurrido en Italia y Francia y el gravamen ambiental disuasorio como es el caso de Irlanda, donde el año 2002 redujeron el 90 % de las bolsas en tan sólo tres meses, el gravamen el cual fue el equivalente a 20 céntimos de euro. En el caso de otros elementos ligados a la proliferación de envases y envoltorios desechables como son las bandejas de plástico, los envases plurimaterial, los envoltorios de plástico y las bolsas sin asas), también hay medidas efectivas para reducir el consumo de forma rápida y con buenos resultados.

En segundo lugar, según el Real Decreto, las bolsas compostables serán gratuitas, lo que puede provocar que los consumidores elijan la opción compostable por un criterio económico sin necesariamente cambiar los hábitos de compra. No tiene sentido sustituir las bolsas de plástico por bolsas compostables, ya que también tienen un impacto ambiental (consumo energético, emisión de gases de efecto invernadero, abandono en el medio natural o mala gestión del residuo) y no sería bueno transferir el actual consumo excesivo de bolsas de plástico al consumo de bolsas compostables.

Un ejemplo claro de la incoherencia de proponer como alternativa la distribución gratuita de las bolsas compostables es que éstas, una vez cumplen la función de transportar la compra, se utilizan para separar los residuos orgánicos de casa y depositarlos en el contenedor de materia orgánica ya que se pueden degradar en instalaciones de tratamiento de la fracción orgánica. Si se depositan en otros contenedores se convierten en un problema ambiental y económico para que dificulta mucho el reciclaje de las fracciones correspondientes. Esto es especialmente relevante porque actualmente en la mayoría de ciudades y pueblos de España todavía no hay un buen desarrollo de la separación selectiva de la fracción orgánica.

Por lo tanto, para alcanzar los objetivos de la Directiva Europea, se deberían aplicar medidas más restrictivas como los impuestos o las prohibiciones a todas las bolsas independientemente del material. En consecuencia, instigan a fomentar y promocionar las alternativas reutilizables como la única solución sostenible y sensata para sustituir las bolsas de un solo uso sean del material que sean.

Desde las entidades, deseamos que la Ley de residuos y suelos contaminados que está elaborando actualmente el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico sea una oportunidad para resolver las actuales carencias.

De todas maneras y esperando el apoyo de las administraciones para que sea fácil consumir sin residuos, la Alianza Residuo Cero afirma que en el día a día podemos ir haciendo pequeños gestos para reducir el uso de bolsas de un solo uso. Actualmente hay muchas y diversas opciones para evitarlas:  llevando tu carro de la compra o bolsas hechas de un material que te permitan lavarlas y usarlas muchas veces, como la tela.

En el mercado, también puedes encontrar bolsas de distintos tamaños, con asa o sin asa para comprar todo tipo de productos: especies, verduras, frutas, frutos secos hasta la pasta y los cereales. Para productos más frágiles, en vez de bolsa, también es muy útil el uso del táper.

¿Es el cannabis una alternativa al plástico?

Cada vez surgen más alternativas ecológicas a toda clase de productos. La tendencia ecofriendly ha llegado a todas las industrias y empresas de todo tipo están haciendo esfuerzos para abaratar costos y ofrecer productos de material reciclable y menos contaminante.

En esa línea, el cáñamo —nombre industrial que reciben las variedades de la planta Cannabis—, se ha convertido en una opción a las materias primas que se usan en el día a día, como el plástico o el papel. En efecto, puede emplearse para fabricar desde botellas hasta piezas de vehículos.

Pero, ¿qué es el plástico de cáñamo? En el sitio web de Nordic Oil explican que se trata de una alternativa biodegradable y muy asequible. Además, sostienen que constituye una fuente de energía renovable. La planta del cáñamo tiene raíces profundas que ayudan a prevenir la erosión del suelo y reduce la contaminación del agua.

Uno de los logros más notables del plástico de cáñamo fue el automóvil fabricado por Henry Ford en 1941. Si bien el vehículo no estaba hecho de hierba, fue hecho a base de cáñamo y otros materiales orgánicos. Además, era muy superior a la competencia, pues era capaz de soportar impactos 10 veces más fuertes que un coche tradicional de acero. Lo sorprendente es que era casi 500 kg más ligero.

Aunque no se logró comercializar ni elaborar un segundo prototipo, hoy en día compañías como Mercedes, BMW, Chrysler, Volkswagen, Audi y la propia Ford están siguiendo los pasos de Henry Ford y están incorporando el plástico de cáñamo en la fabricación de sus nuevos modelos.

Por otro lado, el plástico de cáñamo también es empleado en otras industrias, como la electrónica. Asimismo, participa en la fabricación de contenedores, juguetes, cosméticos, botellas, bolsas, barcos y muebles.

Pero los beneficios del cáñamo no se reducen a los ya mencionados. El cáñamo convertido en plástico todavía beneficia y es útil al planeta. Se calcula que los productos a base del cáñamo tardan en descomponerse seis meses. La diferencia con respecto a los insumos tradicionales es abismal, pues una botella de plástico común puede tardar hasta 450 años en degradarse. Incluso, durante este proceso de descomposición, el plástico produce sustancias químicas dañinas para el medioambiente.

El cáñamo también resulta beneficioso para la economía, pues puede cultivarse prácticamente en cualquier zona geográfica. Su potencial de producción supera largamente a otros cultivos. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de EE.UU., una hectárea puede llegar a producir hasta cuatro veces más papel que una hectárea de árboles.

Hoy en día, hay países donde el cáñamo todavía es ilegal. No obstante, cada vez hay más países de Europa y Asia que se sumen a la legalización de su producción. Agricultores, ecologistas y activistas se encargan de impulsar su aprobación, pues el cáñamo ha demostrado ser mucho mejor en todo aspecto que otros productos en la elaboración de plástico y demás materiales.

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