21 Oct 2025

Blog

Es tiempo de rectificar: los autónomos como campo de pruebas
DESTACADA, ECONOMÍA

Es tiempo de rectificar: los autónomos como campo de pruebas 

El Gobierno recula ante la presión y congela las cuotas de 1,4 millones de autónomos mientras pospone una reforma que sigue sin tocar el fondo del problema.


UN CAMBIO OBLIGADO, NO CONVENCIDO

El Gobierno ha hecho algo poco habitual: reconocer un error, aunque sin admitirlo del todo. La rectificación en las cuotas de autónomos no nace del diálogo social ni de una reconsideración técnica. Nace del ruido, de la presión política y del miedo a perder apoyos.
Después de anunciar una subida de entre 11 y 206 euros mensuales —una bomba que estalló en pleno puente mediático—, el Ministerio de Seguridad Social tuvo que volver a la mesa con una propuesta mucho más tímida: una congelación para 1,4 millones de personas trabajadoras por cuenta propia y aumentos simbólicos de entre 2,9 y 14,75 euros al mes para quienes ganan más de 1.167 euros mensuales.

El cambio afecta a quienes se encuentran en los tres primeros tramos del sistema de cotización —es decir, a los que ingresan menos de 1.166,70 euros al mes. Es el sector más frágil de un colectivo que ya arrastra la precariedad como norma: profesionales que trabajan sin red, que pagan impuestos sin vacaciones ni bajas, y que durante la pandemia fueron el último eslabón de la cadena económica.
La medida, aunque bienvenida, no repara el daño acumulado ni corrige la desigualdad estructural que sigue marcando la vida de los autónomos. Solo evita una crisis política más.


UNA REFORMA SIN DIRECCIÓN NI CORAJE

El volantazo del Ejecutivo deja a todo el mundo descontento. Ni los sindicatos lo aplauden, ni las asociaciones empresariales lo celebran. El Gobierno ha intentado contentar a todos y ha conseguido enfadar a todos.
La UGT y CCOO denuncian que el Ministerio de Elma Saiz ha desvirtuado el acuerdo de 2022, aquel que debía equiparar progresivamente las cotizaciones de autónomos y asalariados.
La patronal ATA (vinculada a la CEOE) presume de haber frenado “el sablazo”, pero sigue exigiendo mejoras en la protección social, subsidios y permisos que el Gobierno no ha incluido. Y Sumar, desde dentro del propio Consejo de Ministros, se alinea con las críticas, calificando la propuesta inicial de poco progresiva.

El resultado es una reforma sin sentido de dirección, más preocupada por la coyuntura parlamentaria que por la justicia social.
El secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, reconoció que la marcha atrás se debía al aluvión de críticas. Pero insistió en que el plan original —más duro con las cuotas bajas— era “el más adecuado” para alcanzar la convergencia con los asalariados en 2032.
Esa frase lo resume todo: el Gobierno sigue atrapado entre los números y los gestos. No se atreve a tocar los privilegios fiscales del gran empresariado, pero sí tantea subir las cuotas del pequeño trabajador.


EL PESO DEL MIEDO Y EL PRECIO DE LA PACIENCIA

No es una reforma fiscal ni una estrategia de modernización. Es una maniobra de supervivencia.
El Ejecutivo sabe que la legislatura se tambalea y que el Congreso está más fragmentado que nunca.
La portavoz de Junts, Miriam Nogueras, ya ha avisado que no apoyará el cambio, considerándolo “insuficiente”. La oposición de derechas lo tilda de “electoralista”. Y los sindicatos hablan de “pendulazo” político.
La consecuencia: un Gobierno que promete justicia contributiva y termina legislando por impulso.

Mientras tanto, los autónomos siguen pagando los platos rotos de un sistema que nunca les ha considerado trabajadores plenos. Pagan cuando no facturan, cotizan sin saber si tendrán pensión y viven pendientes de un BOE que cambia más rápido que sus ingresos.
En 2023, casi medio millón de personas declaró no haber tenido rendimientos netos, y muchas de ellas —entre 200.000 y 300.000— cotizaron solo de forma esporádica. El sistema ni las ve.

No hay justicia social posible cuando quien factura 900 euros paga lo mismo que quien gana 1.100. Y no hay modernización posible cuando el Estado confunde sostenibilidad con castigo.

El Gobierno ha rectificado, sí. Pero lo ha hecho por cálculo, no por convicción.
Rectificar no es reformar. Es tan solo detener el golpe.

Related posts

Deja una respuesta

Required fields are marked *