La televisión tradicional en España se enfrenta a una crisis debido a la caída del consumo.
Según un análisis de la consultora Barlovento, 2022 ha sido el peor año desde 1992 en términos de tiempo de visualización de la televisión tradicional, con un 11% menos de consumo en comparación con 2021.
Los españoles vemos en promedio 190 minutos al día, lo que equivale a tres horas y diez minutos, aunque, el consumo televisivo por espectador ha disminuido un 6%.

La causa principal de esta disminución, según el estudio, es el aumento en el uso de plataformas de streaming como Netflix, Amazon Prime Video o HBO, además de lo que se considera la televisión híbrida, que se incluyen canales como YouTube y Twitch, que ha experimentado un crecimiento del 17%.
Actualmente, 43.2 millones de espectadores únicos consumen contenido híbrido, lo que se refleja en el declive de la televisión tradicional.
Además, la audiencia de la televisión tradicional se ha visto afectada especialmente entre los jóvenes, con una caída del 16% en espectadores entre 4 y 44 años. Los mayores de 65 años son los que más ven televisión, con un promedio de 5 horas y 38 minutos al día.
El sector de la publicidad también ha sufrido una disminución de un 5%, ya que las empresas están optando por invertir en otras plataformas en lugar de en televisión tradicional.
Related posts
SÍGUENOS
Milei se rinde al dólar: volantazo desesperado con aval del FMI
El gobierno que prometía “no intervenir jamás en el mercado” se arrodilla ante la divisa y dinamita su propio dogma.
Cómo frenar el hambre en Gaza
El genocidio se sostiene sobre un crimen antiguo: convertir la comida en un arma. Frenarlo es una obligación colectiva.
Aznar dicta y Feijóo obedece: FAES llama “emboscada” al pacto climático mientras el PP arde en sus propias cenizas
El laboratorio ideológico de Aznar protege a los barones del PP y convierte la prevención de incendios en munición política, mientras las comunidades gobernadas por la derecha suman récords de abandono forestal.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.