La mejora de las condiciones de la zona atrajo pájaros, abejas y animales salvajes que hacía mucho tiempo que no se veían, como los ciervos
En una zona remota y semiárida del interior de Bahía, en Brasil, han renacido arroyos que se pensaba que estaban secos, han retornado animales que se pensaba que estaban desaparecidos y las plagas se han convertido en aliados para el ser humano gracias a dos agricultores que han conseguido crear un bosque a partir de un suelo que estaba al borde de la desertificación.
El suizo Ernst Gotsch, que de niño soñó con ser agricultor, compró 500 hectáreas de tierra degradada y comprobó que es posible recuperarla sin usar productos tóxicos y además producir en ella. Junto a su “alumno” Nelson Araújo Filho han implementado un sistema agroforestal que reproduce el funcionamiento de los ecosistemas originales en cada región.
El periodista de la BBC News Brasil, João Fellet, viajó hasta allí para conocer más sobre su trabajo. Ernst Gotsch emigró a Brasil en la década de 1980 y logró replantar un bosque original en lo que en inicio eran tierras secas.
Agricultura sintrópica
El buque insignia de la producción de Gotsch es el cacao, un cultivo que sobrevive a la sombra de otras plantas. En vez de desarrollar un monocultivo, él decidió incluir a todas las especies que puedan habitar por encima y por debajo, incluso hongos, insectos y bacterias, que en vez de ser enemigos se convirtieron en indicadores de la salud del cultivo. Esta técnica que consigue la producción agrícola con reforestación se conoce como agricultura sintrópica.
Cuando Gotsch llegó a estas tierras, once arroyos habían desaparecido por la deforestación y la erosión. Él dice que sí se puede plantar agua porque lo que ocurrió luego de replantar el bosque original es que los riachuelos volvieron.
Gotsch difundió su método en otras zonas e incluso recibió solicitudes de multinacionales interesadas en reproducirlo. Los campos degradados, tras ser plantaciones de yuca y maíz, ahora son espacios verdes y diversos.
Tres años después de la implementación del sistema las mejoras son notorias y hasta aparecieron animales, como por ejemplo venados, que rara vez se veían por el área. La clave para todo esto son los equilibrios naturales.
“Mientras no consigamos producir, adquirir aquello que precisamos para satisfacer nuestro metabolismo diario de un modo que sea benéfico para los ecosistemas, que sea enriquecedor para los ecosistemas, y con saldo positivo como todas las otras especies solas o en conjunto hacen, no vamos a tener futuro. Es un suicidio, es una tragedia de la humanidad”, ha dicho Gotsch.
Nelson Araújo Filho ha hecho lo mismo en 1,8 hectáreas, un área equivalente a dos campos de fútbol. En un principio, plantó especies de la caatinga brasileña que sobreviven incluso en suelos degradados, como cactus forrajeros y avelós y, posteriormente, comenzó a podar la vegetación con frecuencia, utilizando todo el material cortado para cubrir y fertilizar el suelo.
Con la mejora de las condiciones, empezó a hacerles sitio a especies más exigentes, como árboles grandes y frutales. La abundancia de flores y frutos atrajo pájaros y abejas; y animales salvajes que hacía mucho tiempo que no se veían, como los ciervos, que volvieron a circular por la región.
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