En una entrevista en 2018 con la revista GQ, Fraser explicó que su alejamiento fue debido a que fue víctima de acoso sexual
«El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día» (Robert Collier). Este pensamiento se puede aplicar a la carrera del actor Brendan Fraser, quien a través de pequeños esfuerzos, trabajos y transformaciones en su carrera, ha logrado superar desafíos personales y profesionales.
A lo largo de los años, Brendan Fraser ha sido un actor reconocido por el público y la crítica por su trabajo en películas como George de la jungla y la trilogía de La momia. Sin embargo, su actuación en la película La ballena, dirigida por Darren Aronofsky, lo llevó a un nuevo nivel de reconocimiento y posiblemente a ganar un Oscar a Mejor actor protagonista. En La ballena, Fraser interpretó al personaje de Charlie, un hombre con obesidad mórbida, que se encuentra en una lucha interna por encontrar la redención y reconectarse con su hija.
Para encarnar a Charlie, el actor tuvo que someterse a una transformación física extrema y a una larga sesión de maquillaje prostético. Este esfuerzo es solo un ejemplo de la dedicación de Fraser por su carrera, y es que el actor ha trabajado en más de 30 películas y series a lo largo de su carrera, desde su primer trabajo en Dogfight en 1991, hasta La ballena en 2022.
Una historia de abusos y silencio
Fraser había estado ausente de la industria del cine desde 2008, lo que llevó a muchas especulaciones sobre las posibles razones detrás de su desaparición. En una entrevista en 2018 con la revista GQ, Fraser explicó que su alejamiento fue debido a que fue víctima de acoso sexual por parte de Philip Berk, expresidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, en 2003.
En la entrevista, Fraser detalló que Berk le agarró la nalga y lo abusó sexualmente después de un almuerzo organizado por la asociación en el hotel Beverly Hills. Fraser describió la experiencia como traumática y dijo que lo hizo sentir como un niño pequeño e indefenso. Tras ello, se limitó a vivir con el trauma y trabajar en superarlo porque le faltó “el coraje de hablar por riesgo a la humillación o daño a mi carrera”.
En los años siguientes, su carrera se deterioró y las disculpas que hizo Berk y la HFPA no fueron suficientes, ya que la asociación no lo apoyó como él esperaba. De hecho, dejaron de invitarlo a los Globos de Oro después de 2003. Durante la entrevista, Fraser admitió sentir miedo, a pesar de que han pasado más de 15 años desde el incidente, y aún dijo que se sentía «solo» y con una carrera ahogándose en el.
Fraser se retiró de la industria y se mantuvo alejado del ojo público durante varios años. Arrastró lesiones físicas, depresiones y un divorcio. Su nominación a los Óscar es una indicación de que la industria está dispuesta a reconocer y celebrar el talento de los actores que han pasado por experiencias difíciles, y esperamos que este reconocimiento pueda ayudar a Fraser en su proceso de curación y recuperación.
Related posts
SÍGUENOS
Las horas más bajas de Ursula
Dos bloques opuestos han coincidido en algo: pedir la cabeza de Ursula von der Leyen. Y no es una pataleta: tienen 72 firmas, el mínimo legal para forzar el debate.
Vox y la violencia que nunca quiere ver
El alcalde de Villacastín, detenido por agredir a su mujer en plena romería Otra vez Vox. Otra vez la violencia que su discurso niega mientras se enquista en sus filas. Julio César Sánchez, alcalde del partido ultra en Villacastín (Segovia), fue detenido por la Guardia…
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Vídeo | Marina Lobo: Madrid paró La Vuelta y tumbó el blanqueo de Israel
Marina Lobo lo dijo sin rodeos: lo que pasó ayer en Madrid fue histórico. Mientras el mundo miraba para otro lado, la última etapa de La Vuelta a España se detuvo en seco por las protestas masivas contra el genocidio en Gaza. Una marea ciudadana…
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.