No es la primera vez que Bosch, portavoz territorial de Juezas y Jueces para la Democracia, se muestra a favor de la eutanasia y de que la religión no forme parte de su normalización.
La eutanasia es acabar con una vida de muchos sufrimientos sin dolor. Es un procedimiento voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente terminal de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente, estudiada y deliberada del enfermo o familiares, quienes; le solicitan al médico que la realice sobre el paciente para así dar fin con el dolor y sufrimiento intolerables e intratables.
Existen diferentes leyes sobre la eutanasia en cada país. El Comité selecto de Ética médica de la Cámara de los Lores británica define la eutanasia como «una intervención deliberada emprendida con la intención expresa de poner fin a una vida, para aliviar el sufrimiento intratable». En los Países Bajos y en Bélgica, es entendida como «la terminación de la vida por un médico a petición de un paciente». La ley neerlandesa no usa el término eutanasia, sino que lo incluye bajo la definición más amplia de «suicidio asistido y finalización de la vida a petición». En Colombia la Corte Constitucional en su sentencia C 239 de 1997 manifiesta que el homicidio por piedad «es la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos sufrimientos de otro», y que «doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o eutanásico».
La eutanasia arrastra una polémica y un gran debate. Los que la defienden señalan la libertad individual para decidir y lo ilógico que resulta mantener una vida de sufrimiento. Los que se sitúan en contra suelen arrastrar motivos religiosos. La línea divisoria entre los partidarios y los opositores de la eutanasia la suele marcar la visión de la dignidad humana, ya que es un argumento invocado tanto para justificar el mantenimiento de la prohibición de la eutanasia como para despenalizarla. Por lo tanto, una recomendación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, adoptada el 21 de mayo de 1999, establece que la dignidad es una noción absoluta:
«La dignidad es inherente a la existencia de cada ser humano. Si su posesión se debiera a peculiaridades, habilidades o cualquier condición, la dignidad no sería ni igual ni universalmente peculiar para todos los seres humanos. Por lo tanto, el ser humano está investido de dignidad a lo largo de su vida. El dolor, el sufrimiento o la debilidad no pueden privarlo de ella».
Joaquim Bosch y la eutanasia
Sobre este tema se ha pronunciado también el magistrado Joaquim Bosch, portavoz territorial de Juezas y Jueces para la Democracia, quien ha señalado en unas declaraciones recogidas por Jotapov.com que “la ley de muerte digna nos permite decidir si deseamos o no morir tras grandes sufrimientos”. Aclara Bosch que no debe haber “imposiciones de dogmas religiosos que puede seguir quien quiera” y que se trata de “un paso atrás para los discursos limitadores de derechos” y “un paso adelante para el valor constitucional de la libertad”.
No es la primera vez que Bosch trata el tema de la eutanasia. En diciembre del año pasado, publicaba un mensaje es el que afirmaba que la religión no podía entrar en la ecuación de la eutanasia: «Leo a obispos que llaman a rezar contra la ley de muerte digna, pero la regulación permite a los creyentes morir según sus convicciones. Lo inadmisible es pretender imponer dogmas religiosos a quienes no los comparten. En un estado aconfesional lo sagrado debe ser la libertad»
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