«Están dentro del jodido espectro», señaló el abogado defensor de Angeli.
La imagen de un chamán con gorro de bisonte entrando al Capitolio de le aportó surrealismo a una escena de extrema violencia inédita: conocido en las redes sociales como «Q-Shaman», Jake Angeli, un actor fanático de Donald Trump que lideró el asalto disfrazado y con su rostro pintado como si fuera Mel Gibson interpretando al revolucionario escocés Willian Wallace.
En los últimos años Angeli se convirtió en uno de los seguidores más fieles de Trump y uno de los principales promotores de teoría de conspiración denominada «QAnon» (abreviatura de Q-Anónimo), que circula entre los sectores de la derecha más extrema estadounidense.
La teoría conspirativa QAnon defiende sin pruebas que el presidente Donald Trump está planeando acabar con una red de pedofilia en la que estarían involucrados políticos y celebridades de Hollywood. Otra teoría conspiratoria que lleva tiempo circulando impulsada por los seguidores de QAnon es la del supuesto rescate de decenas de miles de niños de túneles subterráneos en las ciudades estadounidenses de Nueva York y Los Ángeles.
Además han inundado la redes sociales de información falsa relacionada con la covid-19 como que el MMS ayuda a protegerse del coronavirus.

La defensa de Angeli
Dada la locura conspiranoica que rodea a estos seguidores de QAnon, la defensa que quiere apartarlos de la cárcel tras haber sido arrestados con cargos federales de «entrar o permanecer a sabiendas en cualquier edificio o terreno restringido sin autoridad legal, y con entrada violenta y conducta desordenada en los terrenos del Capitolio».
Angeli, por medio de su abogado Albert Watkins, solicitó el indulto al presidente Donald Trump, pero no fue indultado. Por lo tanto, todo sigue su orden normal y se celebrará un juicio para dictaminar si los conspiranoicos asaltantes cometieron graves delitos.
Para enterarse de hacia dónde se encamina esta defensa, Matt Shuham, periodista de la agencia de noticias Talking Points Memo, habló con el abogado de Angeli, y no podría haber resultado más definitorio.
“Muchos de estos acusados —y voy a usar un término coloquial, quizá irrespetuoso— son jodidamente cortos. Son gente con daños cerebrales. Son putos retrasados. Están dentro del jodido espectro”, señaló el abogado al periodista.
Más claro y directo no puede ser, aunque para no dejar toda la defensa en manos de la idiotez de sus defendidos, también apelará a que todos conocemos a gente así de corta. “Pero son nuestros hermanos, hermanas, vecinos, compañeros de trabajo. Son parte de nuestro país. No son mala gente. No tienen historial criminal», señaló
«Joder, estuvieron sujetos a más de cuatro años de puta propaganda como el mundo no ha visto desde el jodido Hitler», replica también el abogado defensor. Unas excusas tan esperpénticas como la situación que ha llevado a estos defensores de lo indefendible a asaltar un edificio histórico.
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