Un proyecto SCoPEX de la Universidad de Harvard, financiado por Bill Gates, busca estudiar cómo materiales lanzados a la atmósfera interactúan con la radiación solar, enfoque que podría usarse para bajar la temperatura del planeta
El cambio climático es una realidad por mucho que algunos negacionistas intenten decir lo contrario y los métodos para combatirlo tiran de ingenio e imaginación. El proyecto SCoPEx, liderado por la Universidad de Harvard (EE.UU.) y financiado de Bill Gates, podría considerarse uno de los más locos: el experimento se dirige a frenar en un futuro el calentamiento global «tapando» los rayos del Sol.
El plan de Gates es un proyecto de neoingeniería enfocado a avanzar en la comprensión de los aerosoles estratosféricos que podrían ser relevantes para la geoingeniería solar. El elemento principal del experimento es un globo científico que se elevará 20 kilómetros en la atmósfera, distancia a la que, gracias a sus hélices de hidrodeslizador, liberará hasta dos kilogramos de carbonato de calcio para crear una masa de aire perturbado de aproximadamente un kilómetro de largo y cien metros de diámetro.
A pesar del carácter futurista de este proyecto, desde su página web se afirma que se asienta en más de cuarenta años de investigación sobre la química ambiental de la capa de ozono de tres equipos de Harvard. Así, este experimento científico también busca mejorar la capacidad de análisis para predecir cómo el nuevo campo podría alterar el ozono estratosférico.

La finalidad del experimento: tapar el sol
Los expertos de Harvard explican que la finalidad de este proyecto es conocer también los riesgos y la eficacia de la geoingeniería solar, conjunto de tecnologías emergentes que podrían manipular el medio ambiente y compensar parcialmente algunos de los impactos del cambio climático.
Añaden asimismo que la medición de las reacciones del carbonato de calcio con la química estratosférica puede mejorar la capacidad de los modelos globales para predecir cómo la geoingeniería podría alterar el ozono estratosférico.

El futuro experimento permitirá conocer la eficacia y los riesgos de la geoingeniería solar. Se mejorará el conocimiento más allá de lo que aportan los modelos informáticos actuales o del que se puede obtener en condiciones de laboratorio. Por ejemplo, permitirá perfeccionar la capacidad de los modelos globales para predecir cómo el nuevo campo podría alterar el ozono estratosférico.
En junio de este año se lanzará previsiblemente el primer globo de prueba. La decisión final sobre el vuelo aún no ha sido tomada. Habrá que esperar hasta el 15 de febrero para conocer el veredicto, del cual se está encargando un Comité Asesor independiente.
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