El gigante tecnológico elimina eventos culturales de su calendario mientras se alinea con la agenda de la ultraderecha estadounidense
Google ha decidido que la historia de las comunidades racializadas, la lucha por los derechos LGBTQ+ y los hitos del feminismo ya no son “sostenibles” dentro de su modelo de negocio. Desde 2025, los usuarios de Google Calendar ya no verán reflejados eventos como el Mes de la Historia Negra, el Mes de la Historia de la Mujer o el Mes del Orgullo. Según la empresa, la decisión responde a la imposibilidad de mantener manualmente “cientos de momentos” en su plataforma.
El argumento es tan pobre como peligroso. Si Google tuviera un problema real de escalabilidad, ¿por qué seguir incluyendo fiestas nacionales y religiosas sin problema? La eliminación selectiva de estas fechas no es una cuestión técnica, sino política. Y no es casualidad que este movimiento llegue en paralelo con la arremetida de Donald Trump contra la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) en el ámbito federal.
En un contexto en el que la extrema derecha estadounidense busca reescribir la historia a su conveniencia, el poder de las grandes tecnológicas para definir qué eventos son visibles y cuáles desaparecen de la memoria colectiva es una herramienta de control. Si algo no está en el algoritmo, es como si no existiera. Y si las empresas privadas pueden decidir qué conmemoramos y qué olvidamos, la historia ya no pertenece a quienes la vivieron, sino a quienes la censuran.
LA AGENDA DE TRUMP Y LA SUMISIÓN DE GOOGLE
El problema no es solo el calendario. Google lleva meses cediendo terreno a la presión de la administración republicana. En enero de 2025, cambió el nombre del Golfo de México por “Golfo de América” y volvió a llamar Mount McKinley a la montaña Denali, en línea con las órdenes ejecutivas de Trump. También anunció que sus políticas internas reducirán el énfasis en la diversidad tras el ataque frontal del nuevo presidente contra los programas DEI en agencias federales.
Lo que está en juego no es solo la representación simbólica. Es el intento de eliminar cualquier rastro de resistencia dentro de las plataformas digitales. Lo que no se nombra, no existe. Lo que no se recuerda, se repite. Y lo que Google borra, el mundo deja de ver.
El gigante tecnológico ha asegurado que sus Google Doodles seguirán celebrando eventos culturales y que plataformas como YouTube Music aún ofrecerán listas de reproducción conmemorativas. Pero, ¿cuánto tiempo pasará antes de que estas iniciativas también sean “insostenibles”?
La censura no necesita un decreto presidencial cuando las empresas tecnológicas están dispuestas a hacer el trabajo sucio por adelantado.
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