“Para haber democracia, tiene que haber demócratas, y para ser demócrata, hay que tener libre el pensamiento”
En una intervención en “Salvados” en 2012, José Luis Sampedro, el humanista y economista, esgrimió su preocupación por la falta de formación crítica en nuestra sociedad. La democracia, para Sampedro, no es simplemente un sistema político, sino una forma de vida. “Para haber democracia, tiene que haber demócratas, y para ser demócrata, hay que tener libre el pensamiento”, afirmó con firmeza.
No obstante, Sampedro no solo pronunció esta aseveración, sino que también criticó de manera tajante la estructura educativa que permea nuestras vidas. “Toda la educación que recibimos va en contra de la libertad de pensamiento”, lamentó, y resaltó: “Deberían educarnos para pensar por nuestra cuenta.”
Las palabras de Sampedro resuenan con fuerza en un mundo donde la educación tiende a inculcar sumisión y conformidad. “Estamos educados para no tener independencia, para ser sumisos, buenos borregos”, declaró. Y no se detuvo allí, señalando el corazón del problema: “Uno de los grandes problemas es que nos educan muy mal, nos educan para ser productores y consumidores, para ser súbditos, y no para tener pensamiento propio”, concluyó, agregando que “solo con pensamiento propio se puede resistir hasta cierto punto.”
UN RECHAZO A LA POLÍTICA CONVENCIONAL
En el mismo programa, la conversación tomó un giro hacia la política. Sampedro reveló una oferta del PSOE para representar a Madrid como independiente. Sin embargo, este humanista rechazó la oportunidad. “Vi aquello y no me interesó”, expresó. A pesar de su desinterés por la política, explicó su aceptación para ser senador durante un momento crucial: “Era la época en la que se estaba haciendo la Constitución, y acepté ser senador porque entendí que era un momento histórico y tenía que hacer algo”. Pero fue enfático al declarar: “Pero la vida del político a mí no me interesa, no me produce satisfacciones.”
La necesidad del pensamiento crítico
Los comentarios de Sampedro invitan a una profunda reflexión sobre la importancia de la independencia mental en nuestras vidas. En una era donde el pensamiento crítico es cada vez más necesario, la crítica filosófica a nuestro sistema educativo se convierte en una herramienta vital para fomentar una ciudadanía activa, participativa y, sobre todo, democrática.
La mordacidad y franqueza con las que Sampedro abordó estos temas iluminan la necesidad de una reevaluación seria de cómo las y los docentes educan, cómo los gobiernos gobiernan y cómo las y los ciudadanos participan en su propia formación como demócratas. En el centro de este debate está la esencia de lo que significa ser una persona libre y pensante en la sociedad contemporánea.
Su rechazo a la política convencional, y su énfasis en la libertad de pensamiento, son un llamado urgente a reevaluar nuestras prioridades como sociedad. La democracia, según Sampedro, no es simplemente un derecho, sino una responsabilidad, y para cumplir con ella, necesitamos cultivar un espíritu crítico y autónomo en todas y todos los ciudadanos.
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