La reduflación es una estrategia de marketing en la que el producto reduce su tamaño pero el precio sigue siendo el mismo o incluso aumenta.
“No hay nada ilegal en esto, no es irregular, esto simplemente es cada día más común y les vamos a enseñar”, comienza reiterando Javier Ruiz.
“Algunos productos el envase no ha cambiado por fuera, pero donde antes había 800 gramos ahora mismo ahora mismo, si uno gira el producto, resulta que ahora mismo lo que contiene de peso son 760 gramos. Faltan 40 gramos de producto y esto esto se hace en hasta 20 marcas en una cesta que ha detectado la OCU”, explica.
“Lo que antes pesaba 500 gramos ahora si uno levanta la tapa del producto, échenle un vistazo… Ahora lo que pasa es que hay 450 gramos. Donde antes pesaba 500 faltan en torno a 40/50 gramos”.
“Esto es lo que está ocurriendo, insisto, no es irregular, no es ilegal, nadie está en prácticas ilegales en esto, pero pero el envase que antes contenía más y por el que pagábamos x ahora seguimos pagando x, pero contiene menos. Esto se llama reduflación”, expone Ruiz.
“Pagamos lo mismo, recibimos menos”, concluye Javier Ruiz sobre una práctica en boga del sector comercial.
“En realidad, se trata de una subida de precios encubierta puesto que en la mayoría de los casos controlamos el precio del producto que adquirimos pero no su peso. Esta práctica se da sobre todo en el sector de la alimentación, desde el chocolate, el turrón o los helados hasta las bolsas de patatas fritas o las latas de legumbre”, explican en Telecinco.
A pesar que desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) indican que la reduflación “se considera un engaño”, supone una práctica legal ya que el fabricante o distribuidor especifica en el paquete dicho cambio de cantidad.
Las marcas justifican su estrategia en la equiparación de los procesos de producción, el encarecimiento en los precios de importación de las materias primas y en los costes del transporte o de la mano de obra.
La rebaja de cantidad se mueve entre el 5% y el 10%, señalan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que incluso analiza otro fenómeno asociado, el de las falsas bajadas de precio que camuflan otra quita en el total de producto vendido. Citan como ejemplo el de unos paquetes de lomo de merluza de Pescanova que marcaban una bajada del 5,6% en su PVP pero que reducían su peso en un 10%, por lo que en la realidad ‘subían’ de precio algo más del 3%.
“Es una práctica muy extendida”, añade la OCU, que deja clara la legalidad de la reduflación porque el paquete, por reducido que sea, recoge siempre su peso total. Otra cosa es que se mire.
Rubén Sánchez asume que no todos saben ver esta práctica, porque “solamente la puede verificar un consumidor acostumbrado a comprar determinados productos”. Por ello da un consejo clave: “Lo que hay que hacer siempre es mirar el precio por kilo o por litro, algo que la ley obliga a poner a los establecimientos comerciales, y comparar en el mercado valorando cómo evoluciona, si tenemos memoria o con alguna anotación”.
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