El policía asegura que las órdenes de sus superiores de ponerse la mascarilla eran ilegales y que le suspenden «por no ser un cobarde»
El Ayuntamiento de Alicante ha suspendido un año, siete meses y 15 días de empleo y sueldo a un policía local por negarse a usar mascarilla durante su jornada laboral. Así lo confirmó este jueves el propio agente a través de redes sociales, en una publicación en la que detalla la sanción disciplinaria.
El propio Rafael Navarro, que es como se llama el policía, ha explicado que se le sanciona un año y medio por una falta muy grave y 45 días por otra grave, aunque podía haber alcanzado una suspensión de hasta seis años.
El afectado explica en un vídeo en Twitch que los hechos referenciados se califican como una falta muy grave consistente en la insubordinación individual o colectiva respecto a las autoridades o mandos de que dependa, que, a su juicio, sería pegarle un puñetazo o reventarle la cabeza al primero que venga.
«Por supuesto no me voy a poner algo que atente contra mi salud sabiendo que no hay nada. Decir que no me pongo mascarilla, por mucha insubordinación que sea cuando mi salud está por delante… lo llamas insubordinación, pues nada lo que tú quiera», señala Navarro.
Y continúa: «Me piden una falta grave por las normas de prevención de riesgos laborales que pongan en grave riesgo la vida, salud o integridad física propia de compañeros o compañeras o personas subordinadas. No me pongo la mascarilla y soy un terrorista biológico. ¿Veis por dónde va el miedo? ¿Veis en qué se basan? Os podéis apostar un euro a que estoy más sano que el 90% de la plantilla».
El agente sancionado asegura que «lo que pica de verdad es que me haya plantado porque la mascarilla atenta contra mi salud sabiendo que no hay nada». Además califica la orden de sus superiores como ilegal y asegura que se le suspende «por no ser un cobarde».
«Un año, siete meses y quince días suspendido de empleo y sueldo es la pena por seguir vivo, por seguir sano. Esto es lo que nos separa a los hombres de los cobardes. Esto, un papel escrito por personas de mi gremio», dice.
«Algo saldrá, seguro que alguien me ofrece un trabajo. Seguro. ¿Lo tenéis claro compañeros? Esto es lo que pasa cuando te enfrentas al sistema, el sistema te come. Pues ya pueden empezar a comer porque yo no me voy a poner la mascarilla. Y si dentro de un año, siete meses y quince días la cosa está igual, me volverá a ir un año, siete meses y quince días o lo que ellos quieran», añade.
Pese a la sanción, el policía local amenaza con llevar su causa «hasta el final». «Me tendrán que matar para poder estirarme en el suelo. A mis compañeros: quitaos el miedo, hay gente que perdió la vida por sus ideales. Ahora estoy sentenciado», dice.
«Este es el miedo, ésta es la sociedad que tenemos ahora mismo. ¿Es que no hay nadie que se tire para adelante? ¿Tengo que ser yo el único?», se pregunta, sobre una pena que denomina «mi sentencia por respirar».
Puedes ver el vídeo completo AQUÍ.
Related posts
SÍGUENOS
Las horas más bajas de Ursula
Dos bloques opuestos han coincidido en algo: pedir la cabeza de Ursula von der Leyen. Y no es una pataleta: tienen 72 firmas, el mínimo legal para forzar el debate.
Vox y la violencia que nunca quiere ver
El alcalde de Villacastín, detenido por agredir a su mujer en plena romería Otra vez Vox. Otra vez la violencia que su discurso niega mientras se enquista en sus filas. Julio César Sánchez, alcalde del partido ultra en Villacastín (Segovia), fue detenido por la Guardia…
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Vídeo | Marina Lobo: Madrid paró La Vuelta y tumbó el blanqueo de Israel
Marina Lobo lo dijo sin rodeos: lo que pasó ayer en Madrid fue histórico. Mientras el mundo miraba para otro lado, la última etapa de La Vuelta a España se detuvo en seco por las protestas masivas contra el genocidio en Gaza. Una marea ciudadana…
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.