Los dos gigantes bancarios españoles están detrás de la deforestación que arrasa con el pulmón del planeta
¿Es ético que los grandes bancos financien la destrucción de ecosistemas vitales mientras alardean de compromisos verdes?
El último informe publicado por dos prestigiosas universidades británicas ha revelado un dato vergonzoso: el Banco Santander y el BBVA han proporcionado más de 15.000 millones de dólares a empresas directamente involucradas en la deforestación de la Amazonia brasileña. Mientras el mundo se tambalea ante la crisis climática, estas instituciones españolas contribuyen activamente a la devastación de uno de los ecosistemas más importantes del planeta.
Esta investigación de la University College de Londres y la Universidad de Exeter sitúa a España como el décimo país cuyos bancos financian la destrucción de la selva tropical sudamericana. A nivel global, los bancos han inyectado más de 515.000 millones de dólares en empresas que están acabando con la Amazonia y las turberas de Indonesia. No estamos hablando de números pequeños, sino de una contribución directa a la crisis medioambiental.
¿Cómo es posible que en pleno 2024, con todos los informes científicos sobre la mesa, los bancos sigan financiando a empresas que destruyen el planeta? Se escudan en políticas «verdes» y promesas vacías, pero la realidad es que siguen siendo piezas clave en la maquinaria que está matando la Amazonia.
ESPAÑA ENTRE LOS PEORES: SANTANDER Y BBVA EN LA LISTA NEGRA
España, gracias a sus dos mayores bancos, se posiciona como un actor relevante en la financiación de la deforestación. Santander, liderado por Ana Botín, ocupa el puesto 18 a nivel mundial en la lista de entidades que financian la destrucción del pulmón verde de nuestro planeta, con más de 9.500 millones de dólares destinados a este fin. Por su parte, BBVA, presidido por Carlos Torres Vila, no se queda atrás: se encuentra en el puesto 28, con más de 5.900 millones de dólares.
Para las multinacionales que depredan la Amazonia, el dinero es esencial, y ahí es donde entran los bancos. Sin el respaldo financiero, la tala indiscriminada no sería posible a esta escala. Pero no solo hablamos de talar árboles, estamos hablando de un golpe directo a las comunidades indígenas, a la biodiversidad y al equilibrio climático mundial.
A pesar de los esfuerzos por maquillar su imagen con campañas de «greenwashing», lo cierto es que Santander y BBVA están en el corazón del problema. Las políticas de sostenibilidad que promueven son, en el mejor de los casos, hipócritas. Santander asegura que lleva años trabajando para proteger la Amazonia y que aplica medidas estrictas cuando financia a clientes brasileños, pero los hechos muestran lo contrario: siguen inyectando millones en empresas que destruyen hectáreas de selva. Es el clásico doble discurso: mientras venden una imagen de responsabilidad ecológica, por otro lado, financian la catástrofe medioambiental.
EL PAPEL DE LOS BANCOS EN LA CRISIS CLIMÁTICA
La deforestación no es solo un problema local, es un crimen global. Cuando se destruyen ecosistemas como la Amazonia, no solo se eliminan los árboles, sino que se desequilibra el clima del planeta. Estas áreas son vitales para capturar dióxido de carbono, y su desaparición acelera el calentamiento global. Los bancos, como Santander y BBVA, no pueden lavarse las manos y fingir que no tienen nada que ver con esto.
La investigación señala a empresas como la brasileña Engelhart, a la que Santander ha aportado más de 793 millones de dólares, y a las multinacionales cárnicas Minerva y Marfrig, que juntas han contribuido a la deforestación de más de 60.000 hectáreas en la Amazonia. Detrás de estas cifras, hay un ecosistema destruido, un hogar perdido para miles de especies y un futuro robado a las próximas generaciones.
Lo más preocupante es que España ocupa el décimo lugar en la financiación de la deforestación en la Amazonia. Un país que se autodenomina defensor del medioambiente, pero cuyos dos principales bancos figuran entre los mayores culpables de la destrucción de uno de los ecosistemas más críticos del mundo. La incoherencia es evidente: mientras España firma acuerdos internacionales sobre cambio climático, sus bancos están contribuyendo al problema que se supone deberían combatir.
Las multinacionales depredadoras no pueden operar sin el apoyo de los bancos. Los flujos financieros que proporcionan entidades como Santander y BBVA son la sangre que mantiene vivo el sistema que destruye la Amazonia. Cada hectárea de selva que desaparece tiene detrás una firma, un contrato, un préstamo bancario.
Es hora de poner fin a esta complicidad.
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