Los medios insisten en llamar «rehenes» a los israelíes liberados y «presos» a los palestinos, perpetuando una narrativa que deshumaniza al pueblo ocupado y legitima la brutalidad del Estado sionista.
Los palestinos liberados no recuperan la libertad: salen de una cárcel de máxima seguridad para regresar a un campo de concentración al aire libre como Gaza o Cisjordania, devastados por toneladas de bombas. Pero, a pesar de todo, el pueblo palestino sigue en pie, sin rendirse, reconstruyendo entre escombros.
Un ejemplo de resistencia frente a un mundo que insiste en ignorar su sufrimiento.
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