Las rebajas traen contratos de muy corta duración y mal pagados sobre los que no se puede basar la reconstrucción económica y social de este país.
Llegan las rebajas. Los comercios se inundan y las manos, en la mayoría de los casos, no son suficientes para atender a todo el público. La situación de pandemia parece no ser óbice para el consumismo frenético que acompaña a la navidad y a la post-navidad reflejada en las rebajas.
Sin embargo, el perfil de las personas contratadas en este tipo de campañas sigue mostrando año tras año la fragilidad de un mercado de trabajo enfermo de precariedad, temporalidad y bajos salarios. Un mercado laboral auspiciado por las reformas laborales, en especial por la de 2012 impuesta por el Gobierno del PP, que es necesario derogar cuanto antes.
“La reconstrucción de este país no puede asentarse sobre empleos temporales, precarios y con escasas remuneraciones y exige extremar la seguridad y salud de las personas trabajadoras, máxime cuando estamos inmersos casi en la tercera ola de la pandemia”, denuncia UGT a este respecto.
Las rebajas vuelven a mostrar la realidad de un mercado laboral marcado por la precariedad y la pandemia no puede ser excusa para intentar justificar esta realidad, que se lleva produciendo en los últimos años, también en el periodo de recuperación económica.
Según los últimos datos del SEPE, un tercio del cómputo total de contratos que se han llevado a cabo son a tiempo parcial, y un 91,16% son temporales, y únicamente 5,3 de cada 100 contratos son indefinidos a jornada completa.
Rebajas y precariedad
Esta situación de precariedad se agrava más durante las campañas de rebajas, en este caso la navideña, donde, históricamente, los puestos de trabajo creados durante diciembre y enero se caracterizan por ser totalmente precarios y temporales, pueden durar desde un día hasta los dos meses.
Contratos por las rebajas que, en la mayoría de los casos, no llegarán al mes de febrero, y que mayoritariamente son a tiempo parcial y mal remunerados, lo que hace que las personas contratadas no tengan ningún tipo de protección por desempleo y tengan un mayor riesgo de sufrir accidentes laborales. En este sentido, los sectores donde más empleo se crea durante las rebajas son el comercio, el transporte y la logística.
El sindicato UGT considera que “en 2021 las políticas activas de empleo y los Servicios Públicos de Empleo deben jugar papel protagonista para incentivar el empleo. Eso sí, hacen falta más recursos procedentes del Plan de Recuperación y Resiliencia, algo que se está negociando en la mesa del diálogo social entre el Gobierno y los interlocutores sociales”.
La importancia del salario mínimo
Ante esta situación de abuso durante las rebajas, el SMI es un instrumento fundamental para avanzar en la cohesión social, territorial y sectorial, así como para la lucha contra la precariedad y los abusos de los empresarios. Nuestro país tiene un gravísimo problema de desigualdad y de pobreza laboral, que exigen el avance progresivo del salario mínimo como herramienta predistributiva que permite avanzar en una mayor cohesión e igualdad de la sociedad.
La mayor parte de países europeos que tienen establecido un salario mínimo van a proceder a su mejora el próximo año: Alemania, Portugal, Francia, Luxemburgo, Holanda, Reino Unido, Irlanda, Bulgaria, Croacia, República Checa, Eslovaquia, Letonia, Lituania, Polonia y Malta, están negociando y pactando subidas del salario mínimo para el año que viene.
Para el año 2018, el salario mínimo interprofesional era de 735,90€ al mes o 10.302,60 € al año (incluyendo las dos pagas extraordinarias a las que tienen derecho los trabajadores).El salario mínimo interprofesional para el año 2019 en España ha quedado fijado en 900 euros al mes, dividido en 14 pagas anuales, lo que hace un total de 12.600 euros brutos anuales. El salario mínimo interprofesional para el año 2020 en España ha quedado fijado en 950 euros al mes, dividido en 14 pagas anuales, lo que hace un total de 13.300 euros brutos anuales.
La lucha ahora es subir el SMI a 1000 euros para poder cumplir para el año 2023 el objetivo, tanto del Gobierno de España como de la Unión Europea, para conseguir que sea el 60% del salario medio del país, que está situado en 22.572 euros brutos. Se trata de una guerra salarial impensable unos años atrás, solo posible desde un gobierno progresista, aunque no es una lucha común entre miembros del ejecutivo.
Para UGT y CCOO es irrenunciable que el Salario Mínimo Interprofesional se sitúe a lo largo de esta legislatura en el 60% del salario medio, como establece la Carta Social Europea y el compromiso alcanzado en España con los agentes sociales. El año 2021 no puede ser una excepción, un paréntesis que nos aleje de este objetivo, sino que debemos seguir avanzando en la mejora de los salarios más modestos.
Para UGT y CCOO no tiene ninguna justificación que el año que viene se incrementen las pensiones, el salario de los trabajadores públicos y los salarios pactados en convenio, mientras que el salario de los trabajadores que se encuentran en una situación más vulnerable al margen de la negociación colectiva, se quede atrás, y vuelvan a ser estos trabajadores los que carguen con la crisis socioeconómica.
El escenario económico del próximo año no solo justifica una subida del SMI sino que la hace necesaria para acelerar la recuperación económica a través de la dinamización del consumo y la demanda interna.
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