27 Feb 2025

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Ortega Smith y el general Rosety abren aún más la brecha en Vox con un Abascal a los pies de Trump
POLÍTICA ESTATAL, PRINCIPAL

Ortega Smith y el general Rosety abren aún más la brecha en Vox con un Abascal a los pies de Trump 

La sumisión del partido ultraderechista a los intereses de EE.UU. provoca fisuras internas y la salida de su exdiputado y militar retirado

El supuesto patriotismo de Vox ha chocado con la cruda realidad de su alineamiento internacional. La imagen de Santiago Abascal en la toma de posesión de Donald Trump, como el único político español presente, es la enésima prueba de que el partido ultraderechista ha dejado de actuar con autonomía para convertirse en un altavoz de los intereses de Washington. No es casualidad que figuras clave dentro de la formación estén empezando a romper filas.

El último en hacerlo ha sido Agustín Rosety, militar retirado y exdiputado de Vox en el Congreso, quien ha decidido abandonar el partido por el servilismo de Abascal ante Trump. “Ser un patriota no es ser un lamebotas de Trump y aplaudir acríticamente todo lo que dice y hace”, escribió Rosety en X antes de borrar su cuenta y desaparecer de la conversación pública. En un artículo posterior, criticó la complacencia de Vox con la estrategia de la ultraderecha estadounidense y señaló que esta postura no defiende los intereses de España, sino los de la Casa Blanca.

Su salida no es un caso aislado. Javier Ortega Smith, otro de los pesos pesados del partido, también ha mostrado su incomodidad con la estrategia internacional de la formación. Aunque evita romper con Abascal, sus declaraciones dejan claro que la total subordinación a Trump es un error. Ortega Smith ha señalado que no se puede “comprar todas las políticas de Trump” ni “perder la libertad para criticar lo que perjudique a España”. Estas palabras suponen una ruptura con la línea oficial de Vox, que ha celebrado cada decisión del expresidente estadounidense, sin importar su impacto en Europa.

VOX, ATRAPADO ENTRE TRUMP Y SU PROPIA BASE

La sumisión de Vox a Trump no solo ha generado fricciones internas, sino que está dejando a la formación en una posición incómoda en la política internacional. La decisión de alinearse con el grupo ultraderechista Patriots en el Parlamento Europeo, junto a Marine Le Pen, Viktor Orbán y Matteo Salvini, en lugar de mantenerse en el grupo ECR con Giorgia Meloni, ha sido otro detonante de la crisis interna. Mientras Abascal se esfuerza por demostrar lealtad a Trump y sus aliados más reaccionarios, parte de la militancia empieza a preguntarse hasta qué punto Vox sigue defendiendo la soberanía española o simplemente está siguiendo órdenes de Washington.

El descontento no se limita a Rosety u Ortega Smith. Otros exdirigentes de la formación han mostrado su rechazo a las estrategias de Abascal, aunque sin hacer declaraciones públicas tan contundentes. La renuncia del general Rosety deja claro que no todos los sectores de Vox están dispuestos a seguir el camino marcado por la extrema derecha estadounidense.

Mientras tanto, el partido sigue defendiendo posturas que, lejos de fortalecer su imagen como un defensor de España, lo retratan como un mero satélite de los intereses estadounidenses. Desde justificar la política exterior de Trump hasta rechazar cualquier crítica a su estrategia en Ucrania, Vox ha dejado claro que su lealtad no está con el pueblo español, sino con la agenda de la ultraderecha global.

Abascal podrá seguir viajando a Estados Unidos y buscando fotos con líderes internacionales, pero la realidad es que dentro de su propio partido la paciencia se agota. En su afán por ser el alumno aventajado de la ultraderecha estadounidense, el líder de Vox está perdiendo el control de su propia casa.

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