Javier F. Ferrero
El acoso sexual y el machismo en el entorno laboral no pueden ser tolerados bajo ninguna circunstancia. La inacción solo contribuirá a perpetuar una cultura que discrimina y denigra a las mujeres.
Isaac Fouto, un periodista con una trayectoria consolidada en la Cadena COPE, ha demostrado que, a pesar de los avances sociales, todavía queda mucho por hacer para erradicar el machismo de nuestras pantallas. Durante una retransmisión en Twitch del comentarista Rubén Martín, Fouto lanzó un comentario completamente fuera de lugar a la comunicadora Irene Junquera, sugiriéndole que se llevara la cámara al baño.
La situación recuerda inevitablemente al escándalo protagonizado por Luis Rubiales, quien se hizo tristemente célebre por su comportamiento inapropiado y denigrante hacia las mujeres. Es inaceptable que figuras públicas, que deberían ser ejemplo de profesionalismo y respeto, se comporten de esta manera. Fouto, al igual que Rubiales, ha mostrado un absoluto desprecio por el respeto y la dignidad de sus compañeras.
Es hora de que el machismo deje de ser parte de la normalidad y pase a ser una vergonzosa excepción.
No es suficiente con un tímido «no me metáis en líos» como intentó hacer Fouto para desviar la atención de su comentario. Su actitud refleja una arraigada cultura de machismo que sigue presente en muchos ámbitos de nuestra sociedad, especialmente en el deportivo. La viralidad del vídeo, con más de 750.000 reproducciones y una avalancha de comentarios críticos, evidencia el rechazo de la sociedad hacia este tipo de comportamientos.
Las palabras de Fouto no solo son un insulto a Irene Junquera, sino a todas las mujeres que luchan día a día por un trato igualitario y respetuoso en sus lugares de trabajo. El comentario de Fouto no es un caso aislado; es un reflejo de una cultura tóxica que sigue prevaleciendo en muchos medios de comunicación. El hecho de que sus compañeros lo llamaran “un Rubiales de manual” no es una exageración, es un reflejo de la realidad.
Este incidente debe ser un punto de inflexión. No podemos permitir que el machismo siga siendo una norma aceptada y, mucho menos, que quede impune. Las y los periodistas tienen una responsabilidad no solo con su audiencia, sino también con sus compañeros y compañeras. Es fundamental que las empresas de comunicación tomen medidas contundentes contra estos comportamientos. No se trata solo de salvaguardar la imagen de la empresa, sino de proteger la integridad y dignidad de todas las personas que forman parte de ella.
La Cadena COPE y otras instituciones mediáticas deben actuar con firmeza. La respuesta debe ser proporcional a la gravedad del comentario, no solo como una medida disciplinaria, sino como una declaración de principios. El acoso sexual y el machismo en el entorno laboral no pueden ser tolerados bajo ninguna circunstancia. La inacción solo contribuirá a perpetuar una cultura que discrimina y denigra a las mujeres.
Isaac Fouto debe asumir las consecuencias de sus actos. Pero más allá de su caso particular, es imperativo que el periodismo deportivo y todos los ámbitos profesionales se comprometan con un cambio cultural profundo. Las y los profesionales del periodismo deben ser conscientes de su responsabilidad social y actuar en consecuencia.
Es hora de que el machismo deje de ser parte de la normalidad y pase a ser una vergonzosa excepción.
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