La campaña Los lunes sin carne no va contra nadie, ni pretende obligar a cambios drásticos en la dieta, solo aportar sensatez en nuestra alimentación, algo que no solo nos concierne en lo personal, sino que tiene implicaciones comunitarias
Federico Velázquez de Castro González
La campaña internacional Los lunes sin carne surge como una propuesta de salud pública en el año 2003, en el John Hopkins Center de Baltimore (Estados Unidos). En 2006, un demoledor informe de la FAO titulado “La larga sombra del ganado” ayudó a que la población conociera el grave impacto ambiental de la carne, generando un movimiento global crítico con los hábitos alimentarios convencionales.
Actualmente, esta campaña se sigue en 45 países, habiéndose adherido decenas de ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Sao Paulo, Gante o Medellín. Está, asimismo, promovida por personas de diferentes ámbitos como el político Al Gore, el cantante Paul McCartney, la actriz Gwneth Paltrow o el chef Jaime Olivier. La Mesa por el Clima de Granada ha decidido adherirse y propone la incorporación de la ciudad, una vez que el Consistorio y otras entidades de la sociedad civil, así lo consideren. ¿Qué razones apoyan esta propuesta?
En primer lugar, la salud humana. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el pasado año consumimos 50 kilogramos de carne por persona, el doble de lo que la Organización Mundial de la Salud aconseja. Y, además, señaló que la carne roja y la procesada pueden incluirse como posibles agentes cancerígenos. Su exceso de grasas saturadas y proteínas, además de los diversos productos químicos con que se la trata, llevan a que su exceso no sea recomendable.
Pero es desde el medio ambiente donde más se ha dado la voz de alarma. Los rumiantes emiten metano en sus digestiones, un gas invernadero 23 veces más potente que el CO2, contribuyendo a reforzar el cambio climático. La ganadería consume agua en grandes cantidades (15.000 litros para producir un kilo de ternera) y genera residuos sólidos y líquidos (purines) capaces de contaminar acuíferos, como ya está ocurriendo en Cataluña. Es una de las principales fuentes de amoníaco a la atmósfera. Considerando el ciclo completo, desde la fabricación de piensos hasta la gestión de los desechos, la ganadería emite, un 18% de gases de efecto invernadero, acercándose a las emisiones del transporte global (23%).
No es tampoco ajeno a la campaña el bienestar animal. El hacinamiento de miles de individuos en macrogranjas, reducidos al papel de máquinas que comen y producen, ofende nuestra propia dignidad como supuestos cuidadores del planeta y sus especies. Además de las condiciones forzadas a las que se les somete, estos recintos ofrecen un caldo de cultivo idóneo para la propagación de epidemias, que suelen saldarse con el sacrificio de miles de cabezas. Algunas variantes podrían pasar a los humanos, y parece que ya ha quedado suficientemente demostrado el salto entre especies: si así ocurriera con algunas cepas de la gripe aviar, por poner un ejemplo, podría causar una mortalidad muy superior a la de la reciente COVID.
Finalmente, conviene señalar la justicia social y la seguridad alimentaria. Las mejores tierras de cultivo están destinadas a la ganadería (que ocupan un 70% de las tierras agrícolas), y dos terceras partes del maíz y la soja (proteína de alto valor biológico) se destinan a la alimentación animal. Deforestar zonas silvestres, como está ocurriendo en todos los continentes, para conseguir tierras para el ganado, no sólo supone privarnos de un necesario recurso natural –los bosques- sino que nos vuelve más vulnerables, poniéndonos en contacto con virus letales, como ocurrió con el Ébola en las zonas recientemente deforestadas de África.
La campaña Los lunes sin carne no va contra nadie, ni pretende obligar a cambios drásticos en la dieta, solo aportar sensatez en nuestra alimentación, algo que no solo nos concierne en lo personal, sino que tiene implicaciones comunitarias. La dieta mediterránea está suficientemente acreditada y la recuperación de recetas tradicionales en las que las legumbres, cereales, hortalizas, frutas, aceite de oliva…, están presentes, pueden aportar un gran beneficio para todos. De ahí que se invite a las diferentes instituciones, entidades, comercios…, de nuestra ciudad a que consideren su vinculación y apoyo a esta campaña e, igualmente, que la información alcance a los ciudadanos para que puedan elegir su alimentación con criterio. La salud global dará un gran paso adelante.
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