Por un futuro en el que un beso no sea más que un beso, un simple acto de amor, en lugar de un acto de valentía
El guardameta Alejandro Lejárraga del Marbella FC, ha tomado la iniciativa de compartir su amor con valentía, publicando una fotografía en Twitter con su ser querido que ha resonado en el corazón de miles de internautas. La imagen, sencilla y conmovedora, ha sido aclamada por desafiar los prejuicios que todavía persisten en el mundo del fútbol.
En la foto, Lejárraga besa a su pareja con un aire de sencillez y autenticidad que parece desafiar las convenciones. Lamentablemente, tal expresión de amor abierta y sincera es más la excepción que la norma en un campo donde la comunidad LGTBI ha luchado por hacerse visible.
La lucha por la aceptación
El silencio puede ser ensordecedor en un mundo que debería celebrar la diversidad. El club Marbella FC ha optado por no hacer comentarios, respetando la privacidad de su jugador y enfatizando que en el siglo XXI, tal acto de amor no debería ser noticia. Sin embargo, la respuesta abrumadora al tweet de Lejárraga, con miles de likes y retweets, demuestra que todavía hay mucho trabajo por hacer para normalizar las relaciones homosexuales en el deporte, un campo que históricamente ha estado dominado por la masculinidad.
Lejárraga, el hombre en el centro de este revuelo, ha optado por mantener su privacidad. «Solo quería compartir un hermoso momento con mis seres queridos con la misma naturalidad que experimento en mi vida diaria», ha dicho, en referencia a su celebración de una reciente victoria de su equipo.
Un nuevo horizonte
El momento que Lejárraga celebraba era el ascenso del Marbella FC a la segunda categoría de la RFEF. Su tweet, que agradecía a sus seres queridos por estar siempre a su lado, resonaba con el amor y la gratitud que muchos jugadores sienten por aquellos que los apoyan.
La reacción a su publicación, tanto en España como a nivel internacional, indica que este simple acto de amor puede tener repercusiones mucho más allá de lo que Lejárraga pudo haber imaginado. Este beso, aunque no intencional, se ha convertido en un símbolo de esperanza y cambio.
Este gesto de Lejárraga podría ser un paso importante hacia un futuro donde los futbolistas masculinos puedan vivir y expresar su amor de forma totalmente libre y natural. Un futuro en el que un beso no sea más que un beso, un simple acto de amor, en lugar de un acto de valentía. Ese es el futuro que todos deberíamos desear y por el que deberíamos luchar.
Cada beso, cada acto de amor, es un paso hacia ese futuro. Y cada paso cuenta.
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