España cierra alianzas estratégicas con un estado que usa la tecnología para reprimir y controlar a la población palestina, bajo el amparo de eventos como el ENISE.
PARTICIPACIÓN DE ISRAEL EN EL ENISE: ¿CIBERSEGURIDAD O REPRESIÓN?
La participación de una delegación israelí en el 18º Encuentro Internacional de Seguridad de la Información (ENISE), que organiza el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), ha desatado la indignación de colectivos universitarios y organizaciones pro-palestinas. La colaboración de Israel en este evento supone una alianza con un estado que ha utilizado sistemáticamente la tecnología para sostener un régimen de apartheid y continuar con el genocidio del pueblo palestino.
El ENISE, considerado un referente en la industria de la ciberseguridad, es el escaparate ideal para que Israel proyecte su imagen de potencia tecnológica avanzada, ocultando el hecho de que muchas de esas tecnologías han sido desarrolladas y perfeccionadas para fines militares y represivos. Las empresas israelíes participantes, con vínculos directos con el ejército israelí, no solo contribuyen a la seguridad de sus aliados internacionales, sino que también son herramientas clave en el control y represión de la población palestina.
La denuncia de la Asamblea Universitaria por Palestina de la Universidad de León subraya cómo el Estado de Israel utiliza estas herramientas tecnológicas para continuar con su política de ocupación y opresión. Se señala específicamente a empresas como I+CYBER, que tiene entre sus filas a exmilitares especializados en entrenar soldados y desarrollar tecnologías de ciberseguridad con aplicaciones directas en la guerra cibernética y el control de poblaciones. Los asistentes a este evento se ven obligados a reconocer que detrás de cada tecnología de reconocimiento facial o análisis de datos hay una intención política y militar clara: sofocar cualquier resistencia en los territorios ocupados.
EL INCIBE Y SU COLABORACIÓN CON EL ESTADO SIONISTA
La presencia de una delegación israelí en un evento de esta naturaleza no es casual. Israel ha invertido durante años en la proyección internacional de su industria tecnológica, especialmente en el sector de la ciberseguridad. Este esfuerzo ha sido vital para el mantenimiento del apoyo diplomático y militar de potencias occidentales que, como Estados Unidos y la Unión Europea, miran hacia otro lado cuando se trata de los crímenes que Israel comete con esas mismas herramientas.
El INCIBE, como organizador del evento, ha permitido que estas empresas y sus representantes, muchos de los cuales tienen un historial de colaboración directa con el aparato militar israelí, presenten sus productos y servicios como innovaciones destinadas a mejorar la seguridad global, cuando en realidad son parte de la maquinaria de represión que sofoca las aspiraciones de libertad del pueblo palestino.
La Asamblea Universitaria por Palestina denuncia que esta participación es inaceptable y exige que se rompa cualquier vínculo con Israel en este tipo de foros. Colaborar con Israel en materia de ciberseguridad, cuando es sabido que estas tecnologías se utilizan para el mantenimiento de un régimen de apartheid, es una traición a los valores de derechos humanos que las instituciones como el INCIBE deberían defender.
La denuncia también llama a las instituciones y entidades que coorganizan el evento, incluyendo al Ministerio de la Transformación Digital y al Ayuntamiento de León, a posicionarse claramente contra esta colaboración y rechazar de forma tajante el uso de estas tecnologías en la represión y el genocidio. Los colectivos que apoyan esta moción subrayan que no es la primera vez que el INCIBE permite la participación de actores que son cómplices en la opresión del pueblo palestino.
El Estado de Israel utiliza su estatus como potencia tecnológica para blanquear su reputación internacional y enmascarar los crímenes de guerra que comete día a día. Las tecnologías que aquí se presentan no son neutrales, ni están destinadas exclusivamente a la seguridad global. Están diseñadas para sofocar la resistencia de una población ocupada, para controlar a millones de personas bajo un sistema de vigilancia omnipresente que utiliza drones, reconocimiento facial y vigilancia cibernética para mantener a un pueblo entero bajo la bota del ejército israelí.
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