El Ministerio de Trabajo está luchando para evitar que las empresas utilicen la figura de falso autónomo, que ahorra costos laborales para el empleador y ofrece una menor protección al empleado.
El Ministerio ha fortalecido las acciones de inspección en esta materia para evitar la existencia de la figura de falso autónomo.
El departamento dirigido por Yolanda Díaz se ha puesto las pilas en este sentido reforzando las pesquisas de Inspección frente a las figuras del falso autónomo.
Según datos a los que ha tenido acceso EL PAÍS, “en 2022 hubo 13.450 investigaciones, un 34% más que en 2021. Estas actuaciones significaron 27.183 infracciones y afloraron 38.779 empleos, un 313% más que el año anterior”. De este modo, Inspección de Trabajo ha reflejado una cifra histórica en 2022 en lo referente a la figura de falsos autónomos.
“No hay que confundirlo con el autónomo económicamente dependiente, que también trabaja casi en exclusiva para una única empresa, pero lo hace con mecanismos de producción propios, con independencia horaria y que no recibe órdenes directas sobre cómo desempeñar su trabajo”, explica Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) para el rotativo.
Como bien explica Abad un falso autónomo es un trabajador que es registrado como tal pero en realidad desempeña sus funciones de manera similar a un trabajador asalariado. Es decir, este trabajador realiza su labor en las mismas condiciones que un empleado, pero sin gozar de las mismas protecciones laborales y beneficios.
A menudo, estos trabajadores están obligados a proporcionar sus propios materiales y herramientas, y no tienen derecho a vacaciones pagadas o seguro de enfermedad. Además, el empleador no está obligado a cumplir con los requisitos legales de seguridad laboral y de salario mínimo. Es importante mencionar que esto es considerado como una práctica irregular y puede ser sancionada por las autoridades laborales.
En España los sectores laborales que tienen más falsos autónomos son aquellos en los que se requiere un gran número de trabajadores para cubrir una demanda puntual o temporal. Entre estos sectores se incluyen:
La paquetería y el reparto: Muchas empresas de paquetería y reparto contratan a trabajadores como autónomos para ahorrar costes laborales, ya que no tienen que pagar cotizaciones a la Seguridad Social ni cumplir con las obligaciones legales de un empleado. Los repartidores suelen tener que proporcionar su propio vehículo y/o gasolina, y no reciben beneficios como vacaciones pagadas.
El turismo y la hostelería: En estos sectores, las empresas a menudo contratan a trabajadores como autónomos para cumplir con la alta demanda en épocas concretas, ahorrándose un dinero.
El transporte y la logística: Al igual que en el sector de la paquetería y el reparto, las empresas de transporte y logística a menudo contratan a trabajadores como autónomos para evitar las obligaciones legales de un empleado.
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