Montañas de textiles de todo el mundo se depositan en el desierto de Atacama en Chile.
Cuando recorres las calles de cualquier ciudad, te encuentras con una proliferación de tiendas de moda barata, asequibles y cada vez más presentes. Pero alguna vez te has preguntado: ¿Qué sucede con la enorme cantidad de ropa que no se vende? En muchas ocasiones, la respuesta es una grotesca manifestación de indiferencia medioambiental: montañas de textiles de todo el mundo se depositan en el desierto de Atacama en Chile.
No necesitamos mencionar marcas específicas, porque todos somos culpables de tener nombres que acuden rápidamente a nuestra mente. Gracias a SkyFi, una empresa de satélites que comparte imágenes detalladas de la Tierra, pudimos tener acceso a este desolador paisaje de desechos textiles. Usuarios de su canal Discord incluso contribuyeron a la localización exacta de este funesto montículo de indumentarias olvidadas.
UN PÁRAMO TEXTIL EN UNO DE LOS LUGARES MÁS SECOS DE LA TIERRA
La empresa publicó en un tuit que la compra de una de sus imágenes confirmaba la existencia y crecimiento de este coloso de ropa abandonada en el árido desierto chileno. Es increíble pensar que en uno de los lugares más secos de la Tierra, donde llueve prácticamente nada en un año promedio, existe un monte de ropa no vendida. Un desierto que, irónicamente, se ha utilizado como sustituto de Marte para pruebas de la Agencia Espacial Europea y la NASA, ahora se ha convertido en un vertedero de ropa no vendida.
Y las cifras son realmente escalofriantes. Se estima que en Atacama se acumulan miles de prendas no vendidas, contabilizando alrededor de 60.000 toneladas de ropa provenientes de Europa, Asia y Estados Unidos. ¿Por qué sucede esto? La respuesta se encuentra en Iquique, una ciudad portuaria cercana que se ubica dentro de una de las varias «zonas francas» en Chile. En estos lugares, no se aplican aranceles, impuestos o cargos aduaneros, por lo que la ropa que llega a la ciudad y no se vende, simplemente se descarta en el desierto, evitando cualquier tipo de tarifa para su extracción.
PELIGROS AMBIENTALES EN LA MODA
Pero este no es el único peligro ambiental que se esconde tras el negocio de la moda de bajo costo. La quema intencional de ropa, con incendios que a veces duran días, constituye una amenaza considerable. Muchas fibras sintéticas como el poliéster emiten humos tóxicos al quemarse, contribuyendo aún más a la degradación ambiental.
Lo peor de todo es que este problema está lejos de resolverse. Según un informe de McKinsey de 2016, la producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014. Así, es probable que esta mole de ropa dispersa en el desierto de Atacama siga creciendo en los próximos meses.
EL LADO OSCURO DE LA MODA RÁPIDA
La moda rápida se ha convertido en un monstruo que devora recursos y escupe residuos a una velocidad inaudita. Ha conseguido que nos olvidemos de que detrás de cada prenda barata hay un precio mucho más elevado que se paga en daño medioambiental y explotación laboral. Las montañas de ropa en el desierto de Atacama son una metáfora perfecta de nuestra sociedad de consumo, una sociedad que compra sin pensar y desecha sin reparar en las consecuencias.
Es cierto que la moda rápida ofrece ropa asequible y tendencias de moda al alcance de todos. Pero este modelo de negocio se basa en la creación constante de nuevas tendencias, lo que fomenta el consumismo y da lugar a una cantidad enorme de residuos textiles. En su búsqueda de maximizar los beneficios, estas empresas están contribuyendo al agotamiento de los recursos naturales y a la creación de una crisis de desechos.
ES HORA DE UN CAMBIO RADICAL
Es hora de hacer una pausa y reflexionar sobre nuestro papel como consumidores. Como sociedad, debemos preguntarnos si estamos dispuestos a seguir pagando el precio de la moda rápida, un precio que incluye la explotación laboral y el daño medioambiental.
¿Por qué no optar por alternativas más sostenibles como la moda de segunda mano, el intercambio de ropa o las marcas éticas y ecológicas? Es fundamental cambiar nuestra mentalidad y entender que la ropa debe ser vista como una inversión y no como un objeto de usar y tirar. La sostenibilidad no es una tendencia pasajera, sino un camino necesario para garantizar el futuro de nuestro planeta.
El desierto de Atacama, un paraíso natural convertido en un vertedero de ropa, debería ser un recordatorio constante de las consecuencias de nuestras decisiones de consumo. En lugar de ser cómplices de este desastre medioambiental, podemos ser parte de la solución, optando por un consumo consciente y responsable.
La próxima vez que te encuentres en una tienda de moda rápida, piensa en el desierto de Atacama. Piensa en las montañas de ropa que se desperdician, y decide si quieres ser parte de ese problema, o ser parte de la solución.
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