Google enfrenta una revuelta interna por su implicación en un controvertido proyecto militar con Israel, mientras despide a quienes alzan la voz.
¿Qué significa ser cómplice de la muerte de miles de civiles bajo un bombardeo constante? Google ha decidido posicionarse del lado del agresor al apoyar a Israel a través del Proyecto Nimbus, un contrato multimillonario que provee servicios en la nube al gobierno israelí, incluidos su ejército y el Ministerio de Defensa. La misma tecnología que optimiza búsquedas en YouTube, también facilita la capacidad militar de un Estado que perpetra un genocidio en Gaza.
Las y los empleados de Google que se han atrevido a cuestionar esta colaboración están siendo despedidos en masa, pero su lucha no ha pasado desapercibida. En abril de este año, un grupo de 50 trabajadores y trabajadoras de Google fue cesado tras organizar una protesta de diez horas en las oficinas de Nueva York. El motivo: exigir que Google abandonara su implicación con Nimbus. No solo es una cuestión de principios, es una cuestión de humanidad.
Desde que comenzaron los bombardeos sobre Gaza tras los ataques de Hamas en octubre, más de 41,000 palestinas y palestinos han muerto en un enclave que ya estaba asediado. Pero las demandas internas de estos trabajadores no son nuevas. Hace años, estas personas vienen denunciando la relación de Google con un Estado que la Corte Internacional de Justicia ha calificado como ocupante ilegal en Cisjordania. Los crímenes de guerra israelíes son posibles gracias al apoyo incondicional de empresas como Google, que priorizan el dinero por encima de la vida humana.
Mientras los y las empleadas que critican este proyecto son despedidas, Google niega cualquier implicación en la maquinaria militar israelí. El colmo de la desvergüenza se refleja en la censura interna que la empresa ha desplegado. Cuando alguien intenta cuestionar Nimbus en los chats o en reuniones generales, los comentarios son eliminados inmediatamente. Los empleados son silenciados, amenazados y despedidos. ¿La razón? Simplemente plantear que tal vez, solo tal vez, Google debería replantearse su papel en la limpieza étnica que está ocurriendo en Gaza.
REPRESIÓN SILENCIOSA DENTRO DE GOOGLE: ¿DÓNDE QUEDA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN?
Para una compañía que se vanagloria de su cultura de transparencia y diálogo abierto, la hipocresía no podría ser más evidente. Las y los trabajadores de Google han denunciado una represión sistemática dentro de la empresa. Quienes se organizan para manifestarse contra Nimbus enfrentan hostilidad en todos los niveles, desde compañeros pro-israelíes que los denuncian hasta directivos que los coaccionan para que guarden silencio. No es solo censura, es represión laboral en su máxima expresión.
El caso de Zelda Montes, una ex empleada de Google, es representativo de esta situación. Tras cuestionar la relación de Google con Nimbus, Montes fue despedida. “No quiero ser cómplice,” afirmó antes de perder su trabajo. Sin embargo, no es solo ella. Una gran cantidad de trabajadoras y trabajadores de Google han sido víctimas de este clima opresivo, donde cualquier muestra de apoyo a Palestina es rápidamente etiquetada como “causar ofensa” o “apoyar el terrorismo”. El nivel de intimidación llega al punto de que pro-palestinas y palestinos dentro de Google son vigilados, doxxeados y acosados en el lugar de trabajo.
Este doble rasero dentro de la compañía es palpable. Mientras Google no tiene reparos en apoyar causas como la guerra en Ucrania, ondeando la bandera ucraniana en nombre de la libertad, no muestra ni un ápice de solidaridad con las personas palestinas. Para Google, parece que las vidas de los palestinos y palestinas no valen lo mismo que las de otros pueblos. La hipocresía es descarada, y el mensaje es claro: las voces que critiquen a Israel no serán toleradas.
Incluso cuando Google financia iniciativas de caridad en Israel y Gaza, lo hace de una manera que demuestra un claro sesgo a favor del Estado israelí. Mientras despide a quienes abogan por Palestina, la empresa continúa sacando provecho de un contrato de $1.2 mil millones que facilita la guerra y la ocupación. No es coincidencia que cuando alguien menciona la palabra “genocidio” en los foros internos, estos sean inmediatamente bloqueados.
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