Una inmobiliaria no quiso alquilar un piso a una joven al ver la foto de perfil de su madre saharaui
El pasado domingo, Sara Brahim, de 18 años y estudiante de ciencias políticas en la Universidad de Granada, se puso en contacto con una inmobiliaria para alquilar un piso junto con otros compañeros, ya que vive en una habitación bastante alejada de la Universidad.
A través de las redes sociales anunció que buscaba una habitación y unas chicas españolas contactaron con ella. Parecía que todo estaba listo, solo quedaba hacer el trámite del pago con la intermediaria de una inmobiliaria de Granada. Pero la joven ha sido víctima de un episodio de racismo por parte de esta empresa, tal y como ha denunciado a través de redes sociales.
En la conversación de Whatsapp que ha hecho pública la propia joven se puede apreciar como desde la inmobiliaria le preguntaban su origen, a lo que Brahim responde que España. La inmobiliaria responde: “No es por ser indiscreta, pero parece un campo de refugiados. La vista de la foto”, en referencia a su foto de perfil.
Sara le dice que ha nacido aquí en España pero que su familia es del Sáhara y que, si eso conlleva algún tipo de problema, y si se da el caso de que hay un problema ¿cuál sería?”. La inmobiliaria le dice: “Voy a consultar y te digo, yo solo soy la intermediaria”. Pero Sara no obtuvo respuesta, ni una llamada, ni una sola petición de su solvencia económica, ni papeles que lo demuestren.
“No es la primera vez”
¿En qué momento dejas de alquilarle una habitación a una persona por su foto de perfil? Después dicen que no hay racismo en España, cuando todos los días nos exponemos a esto”, cuenta Sara. “No es la primera vez que pasa, ni la primera vez que le pasa a muchos amigos míos que no son españoles y blancos. La excusa que ha puesto da que pensar. Creo que no es que a esta intermediaria le importe si tengo solvencia o no, es que es una racista de cuidado”, afirma la joven.
Un par de días más tarde, la joven ha sido entrevistada en La Hora de la 1 de TVE y ha explicado que desde la inmobiliaria no le pidieron documentación alguna y que, a través de una conversación telefónica con su compañera de piso, la intermediaria les confirma que no les iba a alquilar la habitación porque “denota que no tiene ninguna solvencia económica”. Además, Sara destaca que desde la empresa se despidieron diciendo que “la inmobiliaria no es una ONG”.
Por su parte, la inmobiliaria niega la versión de Sara y asegura que el piso estaba reservado, algo que Brahim dice no ser cierto ya que conocía al resto de personas que vivían en él.
Tal y como recoge NIUS, la intermediaria de la inmobiliaria ha puesto el tema en mano de sus abogados. A primera hora de la mañana de este lunes, Sara ha vuelto a ponerse en contacto con la inmobiliaria quien ha reaccionado “de muy malos modos y con amenazas”, y esto es lo que le han contestado: “Mira yo trabajado en un despacho de abogados y me da igual que uses el Twitter para manchar mi nombre. No tenemos ninguna obligación a alquilaros el piso porque no cumplís con las exigencias de solvencia económica. Es la propietaria la que tiene la última palabra. Si no quitas el Twitter, en un mes te pongo una denuncia, no es una amenaza solo te lo estoy diciendo”.
La joven también está hablando con un abogado para ver si se puede denunciar este “racismo oculto en solvencia económica. Yo llevo un año pagando una habitación en Granada y no he tenido ningún problema. Es más, es 100 euros más cara que este piso al que nos queríamos ir. Mi madre me da el dinero. Yo solo quería estar más cerca de la Universidad y mira con lo que me he encontrado. Lo mejor de todo esto ha sido ver que hay gente que sin conocerme ha optado por apoyarme y por vivir conmigo sin preguntar”, señala Sara.
La historia se ha compartido rápidamente por redes sociales, haciéndose eco muchas personas que han acusado a la inmobiliaria de racismo y la joven ha terminado poniendo en Twitter la imagen de su perfil de Whatsapp en la que aparece su madre en 1999 en los campamentos de Tinduf. La madre de Sara vive en España desde hace más de 20 años y trabaja como cocinera en una residencia de ancianos en Málaga desde hace más de 12 años y la joven está muy orgullosa de ella.
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