Los datos son reveladores: el 78% de las propiedades residenciales vendidas en los últimos dos años fue adquirido por residentes,
Hace casi dos años, la ciudad holandesa de Utrecht implementó una ley local que prohibía la compra de una segunda vivienda, a menos que el comprador o un miembro de su familia residiera en ella. Esta medida, innovadora, tenía un objetivo claro: reducir el número de viviendas vacías o en alquiler y abrir oportunidades para jóvenes en busca de su primer hogar.
Recientemente, Sharon Dijksma, alcaldesa de Utrecht, ha compartido con entusiasmo que esta restricción ha tenido un efecto positivo en el mercado inmobiliario de la ciudad. «Los primeros resultados muestran que la protección de compra es extremadamente efectiva y los compradores primerizos están cosechando los beneficios», expresó la alcaldesa en una carta enviada al Ayuntamiento el pasado viernes.
RESULTADOS QUE HABLAN POR SÍ MISMOS
La ley de Utrecht establece un tope en el valor de las propiedades sujetas a esta normativa en 587,000 euros, un rango de precios muy buscado por individuos y familias jóvenes. Los datos son reveladores: el 78% de las propiedades residenciales vendidas en los últimos dos años fue adquirido por residentes, mientras que los inversores solo lograron adquirir el 11% de las viviendas en el mercado, según el Registro de la Propiedad de los Países Bajos.
Comparar estas cifras con la situación entre 2018 y 2021 nos da una idea de la magnitud del cambio y el impacto positivo que ha tenido. La proporción de propiedades compradas para alquilar disminuyó del 13% al 2% este año. Los inversores fueron particularmente excluidos del mercado de viviendas de precios más bajos, en beneficio de las y los compradores por primera vez. Estos últimos adquirieron el 46% de las viviendas vendidas en el último semestre de 2021, cifra que aumentó al 53% en el mismo período de 2023.
El gobierno de la ciudad está considerando actualizar la regulación para establecer el límite de valor de las propiedades en 716,000 euros, lo que protegería al 80% de las viviendas locales de ser compradas solo como inversión.
CONCLUSIÓN: UNA LUZ DE ESPERANZA ANTE LA ESPECULACIÓN
El caso de Utrecht se convierte así en un faro de esperanza y una posible solución al problema global de la especulación inmobiliaria. Esta ciudad holandesa demuestra que es posible implementar políticas efectivas para proteger el derecho a la vivienda de las personas, especialmente de quienes buscan su primer hogar. La experiencia de Utrecht debería servir de ejemplo para otras ciudades y países que luchan contra la especulación inmobiliaria y buscan crear un mercado de vivienda más justo y accesible para todas y todos.
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