Cerdán y el laberinto del poder empresarial: Acciona ya estaba dentro 

La trama que nació antes del ministerio y que hoy amenaza con devorar al partido que la protegió

Santos Cerdán no esperó ni una semana. Apenas habían pasado dos días desde que Pedro Sánchez recuperó la secretaría general del PSOE el 21 de mayo de 2017, cuando el hombre fuerte del sanchismo en Navarra ya estaba sentado en un reservado del restaurante La Paloma, en Madrid, negociando con un alto directivo de Acciona y con su viejo amigo Joseba Antxon Alonso. Era 23 de mayo de 2017 y ya se estaba moviendo el primer engranaje de lo que la UCO denomina la etapa preministerial de la trama de corrupción. El poder es inmediato; el interés, aún más.

Acciona buscaba desbloquear Mina Muga, una explotación de potasa en Sangüesa (Navarra) encallada por obstáculos administrativos y rodeada de contestación social. La empresa que aparecería en el centro de todo, Servinabar 2000 SLU, era una sociedad creada en 2015 en Pamplona. Cerdán poseía el 45% desde 2016. Seis días después de aquella cena discreta, la constructora de los Entrecanales firmaba un contrato con Servinabar por 2,8 millones de euros para redactar el plan de seguridad del proyecto. Una cifra que explica más que cualquier discurso político sobre desarrollo territorial.

El proyecto consiguió su declaración de impacto ambiental en mayo de 2019, cuando Ábalos ya estaba en el Ministerio de Fomento. La UCO no considera esta fecha una coincidencia, sino un síntoma. El origen, el método y el beneficio confluyeron en una secuencia demasiado perfecta para no levantar sospechas.

LA “ETAPA PREMINISTERIAL”: CUANDO LAS PUERTAS GIRATORIAS NO HABÍAN EMPEZADO A GIRAR

La Guardia Civil, en su último informe remitido al magistrado del Supremo Leopoldo Puente, fija esa cena del 23 de mayo como el arranque explícito de la implicación de Cerdán. En aquel momento, el navarro era aún parlamentario foral, pero, según los investigadores, ya actuaba como puente entre Acciona, Servinabar, administraciones públicas y otros cargos socialistas.

Ese papel no se limitó a mensajes por WhatsApp preguntando por el avance de las negociaciones. Incluyó presiones, llamadas y contactos con dirigentes del PSOE en Aragón, entre ellos el entonces presidente aragonés Javier Lambán. El objetivo: que el Ayuntamiento de Remolinos autorizara el uso de unas antiguas minas locales para almacenar residuos salinos de Mina Muga. Remolinos tiene poco más de 1.000 habitantes. La autorización llegó el 8 de mayo de 2018.

La UCO detalla incluso un documento manuscrito, encontrado en un disco duro de Koldo García, donde se enumeran funcionarios de Energía y Minas de Aragón con anotaciones sobre su supuesta predisposición política. Escribieron cosas como “su posición es ok”, “contaminado por gestión sospecha de todo” o “Podemos!!! Mala gente”. La transparencia brilla por su ausencia. El sectarismo, no.

Hubo más: correos entre Antxon Alonso y la entonces presidenta navarra Uxue Barcos en 2016, todos ellos orbitando alrededor del mismo proyecto. Mina Muga no era solo una mina: era un sistema de relaciones, favores y puertas abiertas a golpe de agenda política.

EL GIRO DECISIVO: 31 DE MAYO DE 2019 Y LA SOMBRA DE ÁBALOS

El informe policial remarca un punto de inflexión: la DIA favorable del Ministerio de Medio Ambiente, emitida el 31 de mayo de 2019, cuando Ábalos ya ocupaba una cartera clave en el Gobierno. Para la UCO, esta coincidencia marca una “especial relevancia”.

No se trata de casualidades, sino de cadenas de intereses.
No se trata de reuniones fortuitas, sino de trabajos silenciosos previos.
No se trata de gestión institucional, sino de valor añadido: la capacidad de abrir puertas a los que pueden pagarlas.

El documento policial plantea que Cerdán y Alonso ofrecieron a Acciona un servicio que ninguna consultora puede facturar: el acceso. No el acceso técnico, sino el acceso político. No el acceso administrativo, sino el acceso relacional. El acceso que convierte un proyecto empantanado en un negocio de millones.

La UCO ya lo llamó así en un informe previo: la “trama preministerial”. Es decir, la corrupción que empieza antes del poder formal y prepara el terreno para la que vendrá después.

No hizo falta esperar al BOE.
No hizo falta esperar al ministerio.
La máquina ya estaba funcionando cuando Sánchez aún celebraba su vuelta a Ferraz.

Hoy, con Cerdán imputado y Ábalos arrinconado, el PSOE intenta encapsular un escándalo que nació en la misma noche en que recuperaron el partido.

Y la pregunta es inevitable: cuántas tramas empiezan siempre así, con una cena, un reservado y una puerta que ya estaba abierta antes incluso de tocar el timbre.