Tras dejar su carrera política, Pablo Iglesias, ha regresado a los medios de comunicación para hacer periodismo crítico.
Pese a que su regreso ha reavivado los fantasmas de ultraderecha «Pablo está feliz». Así de claros se muestran los dirigentes de Podemos, algunos de ellos muy cercanos al exvicepresidente del Gobierno, tal y como ha reflejado VozPopuli.
Sin duda, el cambio ha sido radical y ahora está centrado ahora en sus asuntos personales. «Busca una segunda vida en las participaciones en los medios de comunicación, con el sueño de abrir un programa propio de investigación periodística», añade el medio.

Sin embargo, la falta de Pablo Iglesias se ha notado en su antiguo partido, por ello la nueva secretaria de Organización, Lilith Verstrynge se ha puesto manos a la obra y ha comenzado una gira por varios territorios del país.
Durante este tiempo Pablo Iglesias, como es sabido, ha regresado al mundo de la comunicación y ya ha anunciado que sus próximas columnas serán en Ctxt, Ara y Gara, pero además participará como tertuliano en Cadena Ser y Rac1, mientras lo compagina con su trabajo en la UOC.
Es un honor colaborar como articulista en CTXT, Gara y ARA. Algunos supuestos defensores de la libertad de prensa enseñan su verdadero rostro cuando atacan a la prensa que no les gusta, sea madrileña, vasca o catalana. Frente a los defensores de la censura: libertad de expresión
— Pablo Iglesias ?{R} (@PabloIglesias) September 8, 2021
A la vez, fuentes de Podemos aseguran que estas colaboraciones le sirven para «calentar motores» de cara a los futuros proyectos que querría llevar a cabo.
Cabe destacar que VoZPopuli no ha terminado aquí su artículo y ha aprovechado la ocasión para, utilizando voces anónimas, criticar al partido y crear mal ambiente.
El medio digital ha criticado desde la figura de Ione Belarra a la misma actividad presente del exministro del Gobierno, todo ello desde el anonimato, con el mismo proceder que lleva realizando la prensa desde los inicios de la formación morada.
De este modo y como forma de conclusión, le pese a quien le pese y a pesar de todo, Pablo Iglesias es feliz.
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