Mediaset enfrenta una crisis de audiencia sin precedentes. La decisión de la nueva dirección de apostar por cambios drásticos en su programación, como la cancelación del controvertido ‘Sálvame’, ha desencadenado una cadena de fracasos en términos de seguimiento por parte del público.
El intento fallido de ‘TardeAR’
En una jugada arriesgada, los mandamases de Mediaset transfirieron a Ana Rosa Quintana, un rostro conocido y veterano de la televisión, al frente de ‘TardeAR’, un programa con una estructura similar a ‘El programa de Ana Rosa’. Sin embargo, este nuevo espacio ha registrado una audiencia decepcionante. A pesar de contar con colaboradores de renombre (nótese la ironía) como Vicky Martín Berrocal, Alaska y Mario Vaquerizo, el programa no ha logrado despegar.
El pasado 15 de noviembre, ‘TardeAR’ se sumergió en el debate de investidura de Pedro Sánchez, un tema de gran controversia. Al día siguiente, los datos de audiencia revelaron un nuevo mínimo histórico para el programa, con un escaso 7,1% de cuota de pantalla y 635.000 espectadores. Estos números son un reflejo de un problema más profundo: la desconexión entre las propuestas de Mediaset y las expectativas de una audiencia en constante evolución.
Frente a ‘TardeAR’, programas como el presentado por Sonsoles Ónega en la competencia han obtenido mejores resultados, alcanzando un 12,1% de share y 1.105.000 espectadores. Este éxito se atribuye a una estrategia diferente, incluyendo la reducción de cortes publicitarios, una táctica que contrasta con el enfoque tradicional de Ana Rosa Quintana y su equipo.
¿Hacia dónde va la televisión?
La situación actual de Mediaset plantea una pregunta crucial: ¿Estamos presenciando el ocaso de un modelo de televisión que ya no resuena con las audiencias modernas? La fórmula que en su momento catapultó a la fama a programas como ‘Sálvame’ y ‘El programa de Ana Rosa’ parece haber perdido su encanto. El público demanda contenido más auténtico, diverso y menos sensacionalista, un desafío que Mediaset y otras cadenas deben enfrentar si quieren mantenerse relevantes en un panorama mediático en constante evolución.
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
El PP y el manual Trump: sembrar la duda, cobrar en descrédito
Cuando se ataca el voto sin pruebas, no se busca justicia. Se busca poder.
Àngels Barceló suspende a Ayuso en la PAU de la dignidad democrática
Barceló ironiza con puntería sobre la última metedura de pata de la presidenta madrileña. No es una anécdota: es un síntoma de cómo se construye una hegemonía reaccionaria desde la frivolidad arrogante.
Los jueces no se tocan: anatomía de un tabú democrático en España
Una democracia a medias: cuando el poder que no se vota impone sus reglas
Maternidad o barbarie
La libertad de no ser madre no debería escandalizar a nadie en 2025. Y sin embargo…
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos