Eleazar padecía una parálisis cerebral con un grado de discapacidad del 75 por ciento, padecía un síndrome epiléptico no filiado, enfermedad de Crohn y factores de riesgo cardiovascular. Fue reducido por 15 agentes de seguridad y falleció por una crisis epiléptica y un fallo cardiaco.
La Audiencia Provincial de Oviedo estimó el recurso de apelación de varios policías locales y vigilantes de seguridad por su supuesta relación con el fallecimiento del joven gijonés Eleazar García de etnia gitana en las inmediaciones de El Molinón, durante un partido de la selección española en septiembre de 2019.
De esta manera, la Audiencia revoca las resoluciones impugnadas y ordena el sobreseimiento provisional de las diligencias. Lo hace a pesar de que en el auto del juzgado de Instrucción figura el delito de homicidio imprudente basándose en la inmovilización hecha a Eleazar, lo que hubiera originado una situación de «profundo estrés» a la víctima, lo que daría pie a una crisis epiléptica y fallo cardiaco con resultado de muerte.
La Audiencia, sin embargo, hace valer los informes forenses que hablan de muerte natural, siendo su causa inmediata «un edema pulmonar, la intermedia una taquicardia paroxística y la inicial de shock cardiogénico», a lo que se suma la situación de estrés antes mencionada.

«A Eleazar lo mataron por ser gitano, discapacitado y pobre»
El joven padecía una parálisis cerebral con un grado de discapacidad del 75 por ciento, padecía un síndrome epiléptico no filiado, enfermedad de Crohn y factores de riesgo cardiovascular.
«Era un joven gitano con una discapacidad del 75%, fue reducido por 15 agentes de seguridad y policías locales hasta provocarle la muerte por paro cardiaco respiratorio». Así de directo y crudo es lo que nos cuentan desde la organización de la manifestación contra el sobreseimiento del caso del joven, que se celebrará hoy, 27 de marzo, a las 12:00 en la Puerta del Sol de Madrid.
«A Eleazar lo mataron por ser gitano, discapacitado y pobre», nos indican los organizadores de la protesta, denunciando que esta injusticia es «una evidencia más del antigitanismo estructural e institucional en el que vivimos».
«El asesinato de Eleazar García no es un acto aislado. Manuel de Rociana, Daniel Jiménez en la comisaría de Algeciras o Manuel Fernández en la prisión de Castellón, son los más recientes. El racismo mata. El antigitanismo mata. Sin justicia no hay paz, compañeros», denuncian.
La asociación llama a la acción interpelando a «las personas racializadas y también a las personas blancas aliadas» para que salgan del marco mental del ‘privilegio étnico'».
«LAS VIDAS GITANAS IMPORTAN. TODAS LAS VIDAS IMPORTAN», sentencian.

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