Tras las polémicas surgidas por el éxodo de los Youtubers diversos medios han comenzado a analizar el país pirenaico, Andorra, desde otras perspectivas.
El Confidencial ha lanzado un artículo donde se relata, de forma brillante la precariedad y malas praxis en Andorra para con la clase trabajadora.
En un primer término expone la situación de Francisco Armengol, quien estuvo trabajando en el país de «todo lo que llegaba era bueno para ayudar a pagar el alquiler del apartamento familiar».
Sin embargo, pronto descubriría que aquel paraíso liberal es una carnicería para los trabajadores ya que «el empresario te podía echar en cualquier momento, cuando y como quisiera, y te ibas a tu casa sin indemnización ni paro. Tampoco podías quedarte mucho tiempo en casa, porque cuando estabas dos meses sin cotizar, la Seguridad Social le enviaba una notificación a la policía y te advertían de que, o encontrabas trabajo pronto, o tenías que irte del país», ha explicado Francisco para El Confidencial.
«Poco a poco, me di cuenta de que el sistema está hecho para que los trabajadores se dejen allí la juventud y después se larguen a su país. Lo que ganas como trabajador apenas te llega para pagar el piso y comer. Cuando pasan los años, comprendes que es imposible comprar una casa y asentarte, porque las viviendas son carísimas y el nivel de vida también lo es, así que ahorras muy poco. Yo pagaba el equivalente a 1.200 euros a finales de los noventa por un piso normal, que es más o menos lo que cobraba», continúa Francisco.

El de Francisco no es el único caso y el reportaje de El Confidencial continúa con las vivencias de Laura Vázquez, andorrana, «quien siempre había pensado que Andorra era el mejor sitio para vivir, pero luego estudié la carrera en España y me di cuenta de que me gustaba más vivir en Madrid, tanto laboral como personalmente», ya que, «Andorra funciona a base de dinero. Te cobran por todo, es agotador».
«Los trabajadores no tienen prestaciones, pero son los únicos que pagan impuestos. No es normal que paguen el mismo 10% de IRPF una persona que gana 24.000 euros que otra que gana 4 millones, que encima tiene a su disposición herramientas para tributar menos como las ‘sicav'», dice Vázquez.
El rotativo, que expone la situación también deleznable en materia de sanidad termina afirmando que es un país similar a una «cárcel de oro».
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