Según el documento, el dinero no fue un pago laboral, sino financiación electoral encubierta
UNA MALETA, UN EMPRESARIO Y UN EURODIPUTADO ULTRA
El 21 de junio de 2024, Luis ‘Alvise’ Pérez entró en el Parlamento Europeo como rostro de la agrupación ultra Se Acabó La Fiesta (SALF). Lo hizo tras una campaña plagada de espectáculo y propaganda digital. Ahora, poco más de un año después, un informe policial sitúa en el centro de esa victoria una maleta de deporte negra con 100.000 euros en efectivo.
El empresario que entregó el dinero se llama Álvaro Romillo. Está investigado en la Audiencia Nacional por presunta estafa con criptomonedas y por liderar un entramado que la Fiscalía describe como una pirámide financiera. Según la Policía, aquel dinero no fue por un trabajo ni por asesorías. No hay un solo rastro en las conversaciones intervenidas que respalde la versión de Alvise, que insiste en que cobró por participar en un evento en el Hipódromo de Madrid. La “génesis” de la entrega, señala el informe, fue la financiación directa de la campaña electoral de SALF.
El propio eurodiputado había admitido a su interlocutor que necesitaba recaudar entre 300.000 y 360.000 euros para costear propaganda, actos y logística. Romillo lo sabía y aceptó, porque esperaba obtener beneficio futuro de los cientos de miles de seguidores del agitador ultra. Era, según el atestado, un acuerdo de intereses disfrazado de patrocinio.
CRIPTOMONEDAS, SOCIEDADES PANTALLA Y LEYES A MEDIDA
El caso no se limita al maletín. Los investigadores documentan que Romillo creó para Alvise cuatro wallets de criptomonedas con las que captar aportaciones. Casi de inmediato, el político difundió esas direcciones a su canal de Telegram —entonces con casi medio millón de seguidores— con un mensaje revelador: “Ante las limitaciones bancarias, las ardillas se organizan en el mundo crypto”.
La sospecha de la Policía es clara: los fondos obtenidos en esos monederos se mezclaron con capitales de mayor cuantía vinculados a Madeira Invest Club, la oficina de inversión de Romillo que hoy figura en el sumario como un fraude piramidal. Incluso contemplan la posibilidad de que parte de ese dinero terminara desaparecido en un robo denunciado en agosto de 2025 en casa del empresario.
En paralelo, Alvise intentó dar apariencia legal al cobro a través de Somos Libres SL, sociedad que hoy está bajo lupa del Sepblac. Con ella recibió no solo los 100.000 euros, sino otros 7.000 de un segundo empresario. Una maniobra que recuerda al uso de empresas pantalla en casos previos de blanqueo y financiación opaca de partidos políticos.
Los audios aportados al sumario añaden un matiz aún más inquietante. En ellos, Alvise promete a Romillo que “será llave de gobierno con Feijóo y Abascal” y que impulsará leyes favorables a sus negocios. La ecuación es simple: dinero a cambio de poder político. Una forma burda de corrupción que se presenta bajo la máscara de la antipolítica.
En una democracia enferma, los ultras que gritan contra la “casta” acaban reproduciendo sus peores vicios: maletines, favores y deudas que no se pagan con trabajo, sino con poder.
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