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Pakistán advierte que responderá con armas nucleares si Israel bombardea Irán con cabezas atómicas
16 Jun 2025

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Pakistán advierte que responderá con armas nucleares si Israel bombardea Irán con cabezas atómicas
DESTACADA, INTERNACIONAL

Pakistán advierte que responderá con armas nucleares si Israel bombardea Irán con cabezas atómicas 

La tensión alcanza su punto más alto mientras Rezaei revela un pacto de defensa mutua con Islamabad y la amenaza nuclear toma cuerpo en Oriente Medio


UN FANTASMA RECORRE ORIENTE MEDIO: LA AMENAZA NUCLEAR

No es una filtración. No es un rumor. Es una amenaza explícita, pronunciada en televisión estatal iraní por uno de los hombres más poderosos del régimen. El general Mohsen Rezaei, alto cargo de la Guardia Revolucionaria Islámica y miembro del Consejo de Seguridad Nacional de Irán, declaró el 15 de junio de 2025 que Pakistán ha prometido lanzar un ataque nuclear contra Israel si Israel utiliza armamento nuclear contra Irán.

La frase fue tan clara como aterradora: “Pakistán nos ha dicho que, si Israel usa misiles nucleares, nosotros también atacaremos con armas nucleares.” No se trató de una hipótesis ni de un análisis estratégico. Fue una advertencia directa, pública y oficial. Y lo hizo, además, en el contexto de una escalada bélica que ya ha causado más de un millar de víctimas entre muertos y heridos en ambos bandos.

Desde el 14 de junio, Israel ha atacado más de 100 objetivos en Irán, incluyendo el corazón de su programa nuclear en Natanz y la muerte de al menos nueve altos científicos nucleares y varios generales de élite. Irán ha respondido con una andanada de misiles que han alcanzado ciudades como Bat Yam, Tel Aviv y Haifa, con saldo de 13 muertos y más de 370 heridos, según fuentes israelíes. El Ministerio de Salud iraní afirma que los ataques israelíes han causado al menos 128 muertos y 900 heridos en su territorio.

En este contexto de destrucción, se activa un nuevo nivel de amenaza. Rezaei no habla al vacío. Habla con una legitimidad otorgada por su cargo, y lo hace al hilo de las declaraciones de Khwaja Asif, ministro de Defensa paquistaní, quien el 14 de junio instó a la comunidad musulmana internacional a unirse contra Israel, acusando al Estado hebreo de atacar impunemente a Irán, Yemen y Palestina.

Pakistán, con su arsenal nuclear operativo y su historia de tensión no resuelta con Israel, se posiciona por primera vez como actor nuclear activo en un eventual conflicto en Oriente Medio. Si bien hasta el momento no ha habido confirmación oficial desde Islamabad sobre la posibilidad de un ataque nuclear, el silencio posterior a las palabras de Rezaei puede leerse como una forma de respaldo tácito.

EL PRECIO DEL JUEGO GEOPOLÍTICO: ENTRE TEOCRACIAS, ARMAS Y SILENCIOS

La retórica de Rezaei no emerge en el vacío. Se inscribe en una lógica regional donde la asimetría militar de Israel, protegida por Estados Unidos y legitimada por el doble rasero europeo, ha generado un sistema de impunidad que ahora comienza a agrietarse.

En palabras del propio ministro paquistaní Asif: “Si los países musulmanes no se unen ahora, cada uno enfrentará el mismo destino.” Lo dijo desde la Asamblea Nacional de Pakistán, con una gravedad que apunta no solo a un conflicto bélico, sino a una ruptura diplomática total. Exigió la ruptura inmediata de relaciones con Israel por parte de los Estados que aún las mantienen, y propuso la convocatoria urgente de la Organización de Cooperación Islámica (OIC) para formular una estrategia común.

Mientras tanto, el silencio de las potencias occidentales es ensordecedor. Alemania y Francia siguen hablando del “derecho a la defensa” de Israel, incluso cuando este ha lanzado el ataque inicial. Estados Unidos, lejos de mediar, actúa como proveedor de munición y respaldo diplomático, en lugar de frenar la deriva hacia una guerra abierta entre potencias nucleares.

Estamos ante un escenario donde la arquitectura global de seguridad está al borde del colapso, sostenida apenas por declaraciones vacías y el miedo a la represalia mutua. La posibilidad de una conflagración nuclear ya no es teórica. Está sobre la mesa. Y Pakistán, que nunca firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), se muestra dispuesto a utilizar su arsenal, no como disuasión, sino como respuesta.

Todo esto se produce, además, mientras el propio líder supremo iraní, Alí Khamenei, ha sido objeto de rumores sobre un intento de asesinato, desmentido por Tel Aviv pero aún presente en la narrativa de guerra.

Y mientras Israel sigue atacando refinerías, bases aéreas y centrales de mando en Irán, en lo que parece un intento de decapitación estratégica, el riesgo de un error de cálculo se multiplica. Un misil mal dirigido. Una lectura errónea del enemigo. Un país que decide no esperar más.

¿Qué pasará si, en medio del caos, alguien aprieta un botón equivocado? ¿Está el mundo preparado para asumir que la arrogancia atómica de Netanyahu puede detonar no solo Teherán, sino Islamabad, El Cairo y hasta Nueva Delhi?

El mundo ya no es un tablero. Es una mecha encendida.

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