La lucha contra la violencia machista requiere una postura inequívoca
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha sido objeto de una tormenta mediática al hacer un intento burdo de atemperar la gravedad de la violencia machista. Mientras el país espera una posición clara y firme contra esta lacra social, Feijóo opta por una desconcertante trivialización.
UN LENGUAJE RETORCIDO
En una entrevista en la Cadena SER, el líder de la oposición, Núñez Feijóo, se explayó sobre sus deseos de formar gobierno sin la necesidad de coaliciones. Sin embargo, la falta de apoyo en las encuestas sugiere que sus ambiciones se topan con la realidad de que necesita tejer alianzas, algunas de las cuales parecen requerir un peligroso malabarismo verbal. Al hablar sobre los acuerdos entre el Partido Popular y la extrema derecha de Vox en gobiernos locales y regionales, Feijóo se encontró haciendo equilibrios en temas cruciales, como la violencia machista.
“La violencia machista es una obviedad, y lo obvio no debe llamarnos la atención de que no esté en los textos”, declaró en la entrevista. Este comentario levanta más preguntas que respuestas, ¿Acaso la gravedad del problema hace que deba ser obviado en los acuerdos políticos?
UNA “ANÉCDOTA” DE VIOLENCIA MACHISTA
Lo que realmente desencadenó un torrente de críticas fue la alusión de Feijóo a Carlos Flores, ex candidato de Vox en Valencia, condenado por violencia machista. En un intento aparente de minimizar el asunto, Feijóo declaró que Flores “tuvo un divorcio duro y conllevó un abuso verbal hacia su exmujer”. Esto, en referencia a un caso de violencia machista. Parece que Feijóo trata de embellecer la realidad pintando un cuadro de simple hostilidad matrimonial.
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, fue directa al punto: “No es un divorcio duro, se llama violencia machista”, tuiteó. María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, también acusó a Feijóo de justificar la violencia machista. No pararon ahí las críticas. Adriana Lastra, candidata socialista al Congreso, manifestó su asombro ante las palabras de Feijóo, recordando los insultos que Flores propinó a su exesposa y por los que fue condenado. Las reacciones muestran un rechazo unánime hacia el enfoque de Feijóo, que parece estar coqueteando peligrosamente con la retórica de la ultraderecha, a menudo insensible a los temas de género.
En una sociedad que clama por la protección de los derechos de las mujeres y la erradicación de la violencia de género, es fundamental que los líderes políticos sean firmes y claros en su condena. La violencia machista no es un tema que pueda ser embellecido o trivializado. La lucha contra la violencia machista requiere una postura inequívoca. Líderes como Feijóo deben comprender que su retórica tiene consecuencias y que la sociedad espera que tomen medidas claras y decididas para proteger a las víctimas y prevenir futuros casos.
EL FUTURO POLÍTICO EN JUEGO
La inquietud que suscita la postura de Feijóo respecto a la violencia machista puede ser un termómetro de su capacidad para liderar de manera efectiva. Un líder que oscila en un tema tan fundamental puede no tener la solidez necesaria para enfrentar los desafíos de un país que, en estos tiempos, demanda una fuerte determinación para proteger los derechos de todos los ciudadanos.
El Partido Popular deberá reflexionar sobre el camino que desea tomar. ¿Es este el liderazgo que desean presentar a España? ¿Es este el enfoque que tomarán en temas cruciales como la violencia de género?
Como sociedad, debemos promover la educación y la sensibilización sobre la violencia machista. Es imperativo que este tema se aborde con seriedad y compromiso, tanto en la esfera política como en la sociedad en general. La desestimación de la violencia machista como “divorcio duro” es un retroceso en la lucha por la igualdad y la justicia.
Como ciudadanas y ciudadanos no debemos permitir que la retórica vacía y la falta de compromiso real se conviertan en la norma. Es momento de exigir un liderazgo que esté a la altura de los desafíos de nuestra sociedad y que sea un aliado firme en la lucha contra la violencia machista.
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