La nueva ley del aborto está a un paso de ser una realidad plausible.
La nueva norma de salud sexual y reproductiva ya solamente tiene el Senado como escollo para que pueda comenzar a aplicarse después de que en la Cámara Baja se apruebe con 190 votos a favor, 154 en contra y 5 abstenciones.
En concreto en el Congreso todos los grupos políticos han respaldado la medida, menos PP, Vox, Ciudadanos y el resto de las derechas.

El documento aprobado amplifica la norma de 2010, que se comenzaría a aplicar durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero.
El punto polémico, en concreto, permite a las jóvenes de entre 16 y 17 años abortar sin necesidad de permiso paterno.
No obstante, el texto recoge otras claves que modificarán la legalidad vigente, como la creación de un registro de objetores de conciencia que desde la oposición han calificado de “lista negra”, pero que pretende catalogar los médicos disponibles en el contexto saniatrio.
De este modo se pretende que las mujeres puedan abortar en la sanidad pública y en su hospital más cercano.
También implicará la facilitación a los métodos anticonceptivos y la píldora del día después, además de la aplicación de las bajas por menstruación dolorosas.
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
La Iglesia lava los pies, pero no la conciencia
Mientras en parroquias se celebra el lavatorio, la cúpula eclesiástica sigue sin pedir perdón por los abusos, su silencio en el franquismo y su alianza con la ultraderecha.
Las marcas de lujo occidentales se desnudan en China
Fabricantes chinos e influencers demuestran que pagar miles de euros por un bolso de Hermès no garantiza calidad, solo alimenta el ego y el colonialismo simbólico.
El boicot al sueño americano: el turismo extranjero se desploma y arrastra miles de millones
El miedo, la hostilidad y las guerras comerciales empujan a millones de visitantes a dar la espalda a EE.UU.
Vídeo | DE RESIGNIFICAR NADA 🧼 PSOEizando, que es gerundio. Marina Lobo y Esther López Barceló
La “resignificación” del Valle de los Caídos que vende Moncloa es un eufemismo para disfrazar la continuidad del relato franquista.