Viktor Orbán triunfó en la jornada electoral de este pasado domingo y logró asegurar su cuarto mandato seguido en Hungría.
Tal y como avanzamos en Spanish Revolution estas elecciones en Hungría se preveían extremadamente reñidas y, por primera vez en mucho tiempo, todo parecía suponer que peligraba la supremacía política del presidente ultranacionalista.
Las encuestas previas a los comicios describían una situación extremadamente ajustada, aunque con un Orbán ligeramente por encima de sus competidores. Casi todas ellas preveían una victoria de Fidesz, partido del presidente, pero con una diferencia no tan significativa con respecto al bloque opositor como finalmente ocurrió.

Sin embargo, Orbán sobrepasó el 50% de los votos totales, con un 53,13%, mientras que el bloque unido de la oposición, conformado por hasta 6 partidos diferentes entre los que se encuentran la izquierda, los ecologistas, los liberales y la derecha populista, finalmente no alcanzó ni el 35% de los votos.
Tal es así que Fidesz tendrá 135 escaños de los 199 que conforman la Asamblea Nacional.
«Otro titular que dejó la jornada electoral fue el resultado obtenido por el partido de extrema derecha Nuestra Patria, el cuál superó el 5% de los votos y podría llegar a obtener al menos 5 escaños en el Parlamento del país», destacan en Al Descubierto.
Cabe recordar el retroceso democrático y en la supresión del cumplimiento de los Derechos Humanos en el país. Las críticas no son injustificadas, y es que «desde que el político ultranacionalista se asentara en el poder en 2010 ha ejecutado una política de desgaste de los derechos y libertades de la población húngara, especialmente de la población LGTB y de las mujeres», refleja el medio.
«Toda esta horrible situación parece que continuará tras estos resultados electorales, peligrando tanto la vida y libertad de gran parte de la población húngara, así como la propia permanencia del país dentro de la Unión Europea», concluyen.
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