En un mundo interconectado y diverso, es paradójico que todavía existan espacios donde el uso de una lengua sea objeto de debate o controversia. Sin embargo, esto ha sido una realidad en el Congreso de España hasta que, después de cuatro décadas, se reconoció el uso de lenguas cooficiales. En un discurso para cuñados, Rufián pega un repaso a todos los vocablos extranjeros que no extrañan a quienes rechazan a las lenguas españolas en el Congreso.
Porque cada lengua, más allá de ser un simple medio de comunicación, lleva consigo historias, tradiciones e identidades que reflejan la pluralidad y riqueza de la nación. Limitar o restringir su uso es negar parte de la identidad cultural de un país. Por el contrario, permitir y fomentar su uso es una celebración de la diversidad, y un testimonio del progreso hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva.
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