La venganza es una respuesta emocional que surge de la ira y el dolor. Sin embargo, actuar bajo el impulso de la venganza no solo perpetúa el ciclo de violencia, sino que también oscurece la posibilidad de encontrar soluciones pacíficas y duraderas. Cuando un ser querido es arrebatado de manera trágica, es natural querer buscar justicia. Pero la verdadera justicia no se encuentra en la represalia, sino en la búsqueda de la paz y la comprensión.
El testimonio anterior refleja el dolor de perder a un ser querido y la desesperación que siente al ver que su muerte se utiliza como excusa para continuar con actos de violencia. Es un llamado a la reflexión y a la empatía. La seguridad no se logra a través de la venganza, sino a través del entendimiento mutuo y el respeto.
Las vidas perdidas no pueden ser reemplazadas, y tomar más vidas en nombre de los fallecidos solo perpetúa el sufrimiento. Es esencial que los gobiernos y las personas reconozcan que la paz y la seguridad no se logran a través de la violencia, sino a través del diálogo y la comprensión.
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