La fortuna de Juan Carlos y su fundación en Abu Dabi son un recordatorio de que, para las élites, las leyes y la justicia parecen tener otro significado.
En el programa de hoy de ‘Hasta el coño de’ (HECD), con Marina Lobo, se abordó la noticia de la nueva fundación creada por Juan Carlos I para agrupar su fortuna y asegurarse de que sus hijas, las infantas Elena y Cristina, reciban su herencia. Esta decisión, lejos de ser una simple maniobra familiar, es vista como otro ejemplo del privilegio y la impunidad con la que opera la monarquía española.
Lobo criticó duramente cómo esta fundación es solo la última en una larga lista de escándalos que rodean a Juan Carlos, desde sus comisiones por tráfico de armas hasta sus cuentas ocultas. Lo que más indigna es el hecho de que, a pesar de todos estos hechos, Juan Carlos sigue siendo protegido por gran parte de la clase política y de los medios de comunicación, que se esfuerzan en blanquear su imagen. Mientras tanto, las infantas continúan disfrutando de su vida de lujo, protegidas por el silencio institucional y los recursos que les brinda el sistema.
El programa cerró con una reflexión clara: la monarquía, lejos de ser un símbolo de unidad y estabilidad, es un reflejo del desdén por las necesidades del pueblo. La fortuna de Juan Carlos y su fundación en Abu Dabi son un recordatorio de que, para las élites, las leyes y la justicia parecen tener otro significado. Mientras no se exija responsabilidad y justicia real, la brecha entre los ciudadanos y las instituciones no dejará de crecer.
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