La situación sobre el vertido de microplásticos en las costas gallegas y la respuesta del gobierno autonómico es alarmante. En primer lugar, el hecho de que se necesiten semanas para actuar frente a un desastre ambiental de esta magnitud es inaceptable.
La ironía con la que Antón aborda la respuesta de la Xunta de Galicia, enviando a «cuatro jichos con guantes de fregar» para una operación de limpieza mientras las cámaras están presentes, refleja una negligencia incomprensible y una falta de seriedad ante un problema ambiental grave. La salud de nuestros océanos y costas no es un asunto para tomar a la ligera; se requiere una acción inmediata, sistemática y sostenida.
Además, la comparación con el desastre del Prestige es inevitable y preocupante. Aquella tragedia dejó una cicatriz profunda en la memoria colectiva y en el ecosistema marino, y parece que no hemos aprendido la lección. La aparición de «miles de diminutas bolas de plástico blancas» en nuestras playas no es solo un problema estético; es un grave peligro para la fauna marina, la calidad del agua y, en última instancia, para nuestra propia salud.
Related posts
Precariedad entre llamas para los bomberos forestales: 1.170 euros en Castilla y León frente a 3.600 en Catalunya
La privatización, los contratos basura y los sueldos indignos dibujan un panorama tercermundista en quienes arriesgan la vida frente al fuego
Opinión | Alvise y el “sorteo” que nunca existió: de trileros y maletines
La técnica es la de siempre: la ultraderecha se vende como pueblo llano mientras se reparte sobres y maletas en despachos de empresarios.
Crece la indignación global por el asesinato de periodistas en Gaza
Organizaciones de prensa, Naciones Unidas y periodistas denuncian la impunidad de Israel tras el ataque al hospital Nasser.
Vídeo | París marca el camino
París acaba de plantar un bosque en pleno centro. Donde antes había cemento y calor, ahora hay sombra, frescor y vida. Si ellos pueden, ¿qué excusa tienen nuestras ciudades? La crisis climática no espera: lo público debe apostar por espacios verdes, habitables y resilientes.
Vídeo | Jefaza
Cuando la ciudadanía se rebela, cuando una mujer de 87 años se atreve a pegar una pegatina contra el genocidio, mandan a cinco policías a por ella como si fuera peligrosa.