Hollywood no es precisamente un bastión de la pureza, pero hay cosas que pesan más que otras.
La candidata al Oscar Karla Sofía Gascón ha pasado en cuestión de días de promesa del cine a protagonista de un escándalo que amenaza con costarle su nominación. Racismo, gordofobia, islamofobia y desprecio a colectivos oprimidos… todo estaba en su historial de tweets, y cuando la cosa explotó, en vez de disculparse de verdad, tiró de victimismo: «Esto es un complot contra mi carrera».
Desde llamarle «mono drogadicto» a George Floyd hasta decir que hay demasiados musulmanes en España, su timeline de Twitter parece un greatest hits de la ultraderecha. Pero lo peor ha sido su «disculpa», que no es tal: «Lamento si alguien se ha sentido ofendido». Vamos, lo de siempre. Hollywood no es precisamente un bastión de la pureza, pero hay cosas que en plena era del «wokeismo» pesan más que otras. Netflix ya la ha apartado de actos promocionales, los Oscar han dado un paso atrás en su nominación y los medios de EE.UU. se preguntan: ¿puede perder su candidatura?
Hay antecedentes de nominaciones anuladas, y Gascón no ayuda negando la evidencia. Mientras tanto, ella se aferra a la teoría del complot y se victimiza diciendo que si fuera un hombre cishetero nadie la atacaría. Pero lo cierto es que esto no va de identidad de género, va de racismo, clasismo y odio. Y eso, en Hollywood, en año de elecciones y con los Oscar más politizados que nunca, pesa. ¿Será el fin de su carrera en EE.UU.? ¿Seguirá insistiendo en el «me hackearon»? ¿O hará una disculpa real antes de que sea demasiado tarde?
Marina Lobo lo comenta en HECD, porque aquí analizamos la actualidad sin medias tintas. ?
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