En un festival donde múltiples hombres se despojaron de sus camisetas sin causar un murmullo, fue el pecho femenino el que causó escándalo. No es sorprendente que Amaral reflexione sobre la hipocresía colectiva
25 años iluminando escenarios y, sin embargo, una noche en el festival Sonorama Ribera y un gesto generó un revuelo que ‘Amaral’, pese a su legendaria trayectoria, no había anticipado. Pero, ¿cuánto vale la libertad? Eva Amaral lo sabe y así lo ha dicho en Las entrevistas de Aimar en Cadena SER: «Quitarme la camiseta en el escenario fue la liberación más grande que he sentido jamás; toda la montaña de odio que he recibido me da la razón».
Aquella noche, Eva Amaral eligió un acto de desafío, uno que más tarde admitiría había sido inspirado por la detención durante un concierto de Rocío Saiz. «Que subiera un policía a detener su concierto y que recibiera todos esos comentarios fue determinante», recalcó Amaral. En un mundo donde un tweet ya no es suficiente, la acción directa exige atención, pero a menudo con un precio.
Tristemente, las y los críticos no tardaron en llegar. En un festival donde múltiples hombres se despojaron de sus camisetas sin causar un murmullo, fue el pecho femenino el que causó escándalo. No es sorprendente que Amaral reflexione sobre la hipocresía colectiva: «Incluso, si hago memoria, hay gente que ha salido al escenario desnudo y aquí no ha pasado nada». Sin embargo, Amaral no pide un aplauso, sólo igualdad.
¿Es tan complicado comprender que la verdadera liberación está en permitir a las y los artistas expresarse sin miedo? Amaral aclara, «encima de un escenario somos libres y no solo allí, deberíamos serlo en nuestra vida». Más allá de cuestionar la desnudez, ¿no sería más prudente cuestionar nuestra propia doble moral?
Quizá debamos reflexionar: más que criticar a un artista por su elección en un momento efímero, celebrar una trayectoria construida con pasión. Amaral merece reconocimiento no solo por su valentía aquella noche sino por 25 años brindándonos arte y música genuina.
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