21 Dic 2024

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Trudeau: el fin del consenso canadiense ante el efecto Trump se acelera
DESTACADA, INTERNACIONAL

Trudeau: el fin del consenso canadiense ante el efecto Trump se acelera 

El efecto Trump se despliega como una advertencia, y los países que no sepan manejar sus embestidas pagarán un precio alto.

La dimisión de Chrystia Freeland, una de las figuras más destacadas y respetadas del gabinete de Justin Trudeau, ha dejado a Canadá sumido en una tormenta política de consecuencias imprevisibles. Freeland, hasta ahora ministra de Finanzas y viceprimera ministra, renunció este lunes con una carta que pone en duda no solo el liderazgo de Trudeau, sino también la capacidad del país para responder al renovado “America First” de Donald Trump.

“Los canadienses no están seguros de que estemos comprendiendo la gravedad del momento”, afirmó Freeland, aludiendo directamente a las amenazas arancelarias de Trump, quien ha prometido imponer un 25% de impuestos sobre bienes y servicios provenientes de Canadá. Sus palabras resuenan como una alarma para el Partido Liberal y como una advertencia para las democracias progresistas del mundo.

Freeland, una política conocida por su rigor y experiencia internacional, fue pieza clave en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) durante la primera presidencia de Trump. Su salida del Gobierno deja un vacío que muchos consideran insustituible en un momento de crisis comercial y política con Estados Unidos. Tyler Chamberlin, experto en política canadiense, lo resumió con claridad: “Esto acaba de complicarlo todo”.

El golpe a Trudeau no es solo interno. La derrota del Partido Liberal en las elecciones locales de Cloverdale-Langley City el mismo lunes ha encendido las alarmas sobre su capacidad para liderar a los liberales hasta las elecciones generales de 2025. Los analistas pronostican que, de mantenerse en el cargo, Trudeau enfrentará una derrota de dimensiones catastróficas.

EL “TRUMPISMO” GLOBAL Y SUS REPERCUSIONES EN CANADÁ

Lo ocurrido en Canadá no es un fenómeno aislado. La segunda presidencia de Donald Trump, que comenzará oficialmente en enero, promete ser una era de divisiones y agresiones comerciales que ya están sacudiendo a las alianzas más sólidas. Freeland, que había sido hasta ahora un escudo contra estas embestidas, dejó claro con su dimisión que Canadá podría no estar preparado para enfrentarlas.

Trump, conocido por su estilo beligerante y su desprecio por las normas diplomáticas, ha utilizado tácticas de presión económica para desmantelar consensos internacionales. Las amenazas arancelarias contra México, China y Canadá son solo el principio de una estrategia que busca imponer el dominio estadounidense a toda costa. Trudeau, que intentó apaciguar al mandatario electo viajando a Florida para una reunión que terminó con sonrisas vacías y un apretón de manos fotográfico, no consiguió frenar las ofensivas.

La respuesta de Canadá ha sido contradictoria. Por un lado, Trudeau anunció un presupuesto de 1.300 millones de dólares para reforzar la seguridad fronteriza en un intento de alinearse con las demandas de Trump. Por otro, la debilidad de su postura ha sido objeto de burlas por parte del presidente electo, quien se refirió a él despectivamente como el “gobernador” de Canadá.

El académico Jonathan Rose, especialista en política internacional, considera que el caso canadiense es un espejo de lo que otros países podrían enfrentar en esta nueva era de trumpismo renovado: “Trump es un alborotador que no busca coherencia ideológica, sino desmantelar cualquier sistema político que le resulte estable”.

Además de los ataques a Trudeau, Trump no tardó en arremeter contra Freeland, calificándola de “totalmente tóxica” y afirmando que no se la echará de menos. Estas declaraciones refuerzan la narrativa de que el trumpismo no solo se dirige a naciones extranjeras, sino que también busca debilitar a figuras internas clave para sembrar el caos político en sus países.

EL FUTURO DE CANADÁ Y SU IMPACTO EN EL MUNDO

La incertidumbre política en Canadá tras la dimisión de Freeland pone en jaque no solo al Gobierno de Trudeau, sino también a un modelo de gestión liberal que ha sido referencia en el hemisferio norte. El Nuevo Partido Democrático, que hasta ahora ha sostenido el Gobierno minoritario de Trudeau, podría retirar su apoyo en los próximos meses, dejando al primer ministro frente a una disyuntiva insostenible: dimitir antes de hundir al partido o ser el capitán de un barco que se va a pique.

La dimisión de Freeland, sin embargo, no cierra las puertas a su regreso a la política. En un escenario en el que Trudeau ceda el liderazgo, ella emerge como la sucesora natural, algo que podría redefinir el panorama político de Canadá.

En un contexto global, los ecos de esta crisis llegan con fuerza a otras democracias que enfrentan la amenaza del trumpismo. La enseñanza es clara: negociar con un bravucón exige estrategias firmes y cohesionadas. El liderazgo débil y los gestos conciliadores solo alimentan el ciclo de dominación y desprecio que Trump ha perfeccionado.

La política internacional ha entrado en un terreno de incertidumbre. El efecto Trump se despliega como una advertencia, y los países que no sepan manejar sus embestidas pagarán un precio alto.

1 Comment

  1. Pep

    Adolf Trump!!

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