No deberíamos permitir a las jóvenes generaciones presenciar este espectáculo de violencia y muerte.
Es sorprendente ver cómo ciertas tradiciones pretenden arraigarse sin considerar el bienestar de nuestras niñas y niños, ni nuestra responsabilidad hacia ellos. Hablamos, por supuesto, del reciente acuerdo en Baleares que trae de vuelta la exposición de la infancia a la tauromaquia, lo que podría considerarse un anacronismo cultural y un desafío a los derechos infantiles.
Vox ha conseguido que el PP acceda a su propuesta de permitir a las niñas y niños el acceso a las plazas de toros en Baleares. Esta decisión modifica las normativas de protección animal y de la tauromaquia, especialmente el artículo 12. No deberíamos permitir a las jóvenes generaciones presenciar este espectáculo de violencia y muerte.
PRESERVACIÓN DE MONUMENTOS Y DEFENSA DE LA CAZA
Además, este inusual acuerdo también contempla garantizar los derechos de las y los cazadores en el control de plagas, y defender la preservación de monumentos y elementos históricos. Aquí, la pregunta surge: ¿por qué estos elementos parecen ser prioritarios en la agenda política, mientras que temas cruciales como el bienestar de las y los menores y los derechos de las personas trans parecen ser relegados?
Este controversial texto también plantea eliminar el catalán como requisito en la función pública, derogar la Ley Trans autonómica y plantear un “plan de choque” contra la inmigración ilegal y la ocupación. La eliminación de la Oficina de Defensa de los Derechos Lingüísticos y la suspensión de la Ley de Educación también se encuentran en la agenda de este gobierno.
La demanda de derogación de la ley trans y la modificación de la ley autonómica con el pretexto de proteger a las mujeres en espacios íntimos y deportivos, también forma parte de este acuerdo. Se espera además una ley de infancia que pretende establecer medidas contra el adoctrinamiento y manipulación de las y los menores, y la violencia en todas sus formas.
LA AGENDA DE VOX
Más allá de este debate, el PP balear se compromete a defender “la cultura de la vida frente a la eutanasia” y a eliminar subvenciones a quienes, según Vox, operan con fines ideológicos. Además, Vox propone un plan contra la inmigración ilegal y la ocupación, en colaboración con las fuerzas de seguridad.
Vox no ha ocultado su intención de reintroducir la tauromaquia en aquellos territorios donde tiene presencia gubernamental. Desde la Comunidad Valenciana hasta Gijón, pasando por Valladolid y Madrid, el “retorno de los toros” parece estar en marcha. No obstante, esta decisión choca con la creciente conciencia y cuestionamiento sobre la legitimidad de la tauromaquia, cuestionada desde diferentes sectores de la sociedad por ser considerada una práctica cruel e inhumana.
VOX Y LA IMPOSICIÓN DE LA TAUROMAQUIA
En la Comunidad Valenciana, Vox, de la mano de Carlos Mazón, ha aprobado el nombramiento del torero Vicente Barrera como vicepresidente de la región y responsable de la consellería de Cultura. ¿Es esta una medida justa que equilibra la influencia cultural de la tauromaquia, o más bien una estratagema política que busca apaciguar a los seguidores de esta controvertida práctica?
En Gijón, a pesar de la prohibición de la exalcaldesa Ana González de renovar la concesión a la feria taurina, el nuevo gobierno de Foro Asturias, PP y Vox busca reactivar la feria taurina de Begoña en agosto. Este deseo de resucitar una tradición cada vez más discutida parece ignorar los problemas estructurales detectados en la plaza de toros local, aunque las voces locales aseguran que no representan un “riesgo” para la temporada de verano.
De manera similar, en Valladolid, donde el gobierno local está formado por PP y Vox, se espera que las fiestas taurinas de la Virgen de San Lorenzo vuelvan a contar con el apoyo y la “presencia” institucional del Ayuntamiento. ¿Es esta la manifestación de una resiliencia cultural legítima, o un intento desesperado de mantener viva una tradición que poco a poco se desvanece?
Finalmente, en Madrid, específicamente en Móstoles, el programa político también incluye la reintroducción de la tauromaquia en la ciudad. A pesar de los argumentos que lo presentan como una herencia cultural, muchos consideran esta decisión como una forma de imposición ideológica que no respeta los derechos de las niñas, niños y animales, y va en contra de una evolución social progresista.
Este acuerdo en Baleares representa un cambio que no solo afecta a la infancia, sino que también cuestiona el progreso social y los derechos de las personas trans. En lugar de aferrarse a las tradiciones obsoletas y las ideologías extremas, las políticas deberían buscar el bienestar y la equidad de todas y todos. El debate está sobre la mesa, pero lo cierto es que, más allá de las posturas ideológicas, las vidas y el bienestar de las niñas, niños y animales no deben ser utilizados como moneda de cambio en el tablero político.
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