La industria de la moda rápida se haya atrapada en un bucle que está causando graves problemas a nivel global. La brutal cantidad de prendas fabricadas a bajo coste para inundar el mercado y satisfacer las demandas de un público totalmente adicto tiene un precio muy alto: problemas psicológicos, explotación laboral y sobre todo, un daño medioambiental insostenible.
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