El cónsul español en la Embajada de Polonia visitó el pasado viernes, 1 de abril, a Pablo González en la prisión de Rzeszów.
Se trata de la segunda visita que el diplomático le hace en los 35 días que el periodista hispano-ruso lleva recluido en la cárcel, bajo la acusación de espiar para el Gobierno ruso aprovechándose de su condición de periodista.
El cónsul ha informado a la esposa de Pablo, Oihana Goiriena, que el periodista «está bien y fuerte», según relata Público.

Se declara inocente y pide mantener «la presión social y política» para denunciar su situación. Según le ha indicado a la mujer, Pablo ha adelgazado diez kilos. «Está en forma, hace sentadillas y abdominales todos los días, no se queja de la comida, pero la situación es estresante y eso le quita el hambre», explica Oihana a Público en base a la información recibida del cónsul.
Le ha pedido Pablo González al diplomático español que transmita a su familia, amigos y compañeros «su agradecimiento». «El saber que está teniendo apoyo le reconforta», indica Goiriena.
Uno de los aspectos que más inquieta a la esposa del periodista es que este sigue sin poder comunicarse con su familia. «No le han entregado la correspondencia de la familia, en la que se incluyen manualidades de los niños— dice Oihana—. El cónsul cree que la Fiscalía polaca se está tomando su tiempo para abrir y traducir las cartas».
«Creo, es una impresión mía, que ha estado incomunicado hasta el viernes pasado, cuando le interrogaron, para que fuera bajo de moral», indica la pareja de Pablo González al diario.
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